Industria contradice a la patronal textil y dice que la crisis son "casos aislados"
El textil catalán ha dado la voz de alarma después de que los datos del Centro de Información Textil y de la Confección (CITYC) señalan que el índice de penetración de las manufacturas textiles extranjeras en el país ha pasado del 4% al 36% entre 1996 y 1998. Pese al pesimismo que existe entre los empresarios catalanes, la Generalitat niega que haya crisis en el sector y atribuye esta preocupación a "varios casos aislados", según fuentes del Departamento de Industria, Comercio y Turismo. De acuerdo con los datos de un informe de la Generalitat, en 1998 "el sector textil y de la confección consolidó la fase de recuperación iniciada a finales de 1996, aunque revela una desaceleración en el dinamismo respecto al año 1997". La producción en Cataluña sólo creció el 1,5%, mientras que en 1997 el crecimiento fue del 4,9%. Los datos, sin embargo, descifran que durante el segundo semestre de 1998 se comenzaron a notar los efectos negativos de la crisis de los países del Extremo Oriente. Crisis asiática Precisamente, esta crisis ha afectado a todo el sector textil europeo, debido especialmente, a la devaluación de las divisas de los países del Extremo Oriente y a la reducción de las importaciones por parte de estos países. Esta crisis ha originado una tendencia constante a la baja en los precios de los productos textiles. Fuentes de Industria aseguran que la situación de los países del sureste asiático ha atacado con más contundencia "a aquellas empresas que ya arrastraban situaciones precarias, como por ejemplo la falta de modernización o las deudas pendientes". Precisamente, las situaciones de insolvencia empresarial registraron un ligero aumento en sus pasivos durante 1998, que llegaron a los 6.620 millones de pesetas frente a los 3.923 millones de pesetas del año anterior. El hecho más destacable en este capítulo fue la quiebra de la empresa J. Ramilans, de Santa Coloma de Farners (Selva), dedicada a la confección infantil, que ya suspendió pagos en 1997. Por otra parte, firmas como las gerundense Serra Feliu, que fabrica productos de valor añadido; y Guiñau, dedicada a la tintura, estampación y aprestación de poliéster y rayón, corren el peligro de desaparecer. Pese a que la elaboración de productos textiles se ha mantenido estable en la última década, el subsector de la confección ha sufrido una fuerte disminución en la producción (el 23% respecto a 1990), lo que ha hecho retroceder también la creación de empleo. En esta década, en Europa se perdieron 500.000 puestos de trabajo. En Cataluña, actualmente, este sector ocupa a 102.700 personas. Por lo que respecta a la balanza comercial del sector de la confección, según indica la Generalitat, es altamente deficitaria a causa de la fuerte entrada de artículos de países que no pertenecen a la Unión Europea. El dinamismo de la demanda interna, tanto de la intermedia como de la final, generó en 1998 un crecimiento de la producción del sector catalán del 1,5% en términos reales, un incremento que, sin embargo, no superó al conseguido en 1997, que fue del 4,9%. Las importaciones y exportaciones globales de la industria textil y de la confección en Cataluña demuestran el empeoramiento de la balanza comercial del sector ya que las importaciones aumentaron hasta el 9%, mientras que las exportaciones crecieron el 8,5%. Además, cabe destacar que las ventas al exterior de primeras materias se redujeron en un 33% a causa de la reducción de la demanda de los mercados mundiales, que ha generado unos precios a la baja. El déficit en 1998 alcanzó 88.000 millones de pesetas, frente a los 79.000 millones de 1997.
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