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Rivas define sus relatos en gallego como un viaje a 'lugares del alma'

El escritor coruñés se confiesa agobiado por el trajín del éxito

Manuel Rivas definió ayer su último libro en gallego, Ela, maldita alma (Galaxia), como "un viaje a las formas y lugares del alma, un merodeo apasionado por la zona secreta del ser humano": un viaje interior que utiliza la literatura para socavar la idea de éxito. "Como el Everest está colapsado, hoy el mayor desafío, el límite, está en el viaje interior", explicó Rivas, "o sea, en el propio corazón de las gentes".

Rivas muestra sus hallazgos del alma en 13 relatos -son 12 más 1, como los huevos de Santa Clara, precisó- precedidos por una cita de Bob Dylan: Dónde te metiste para estar tan triste, hijo / donde estuviste muy bien. El nuevo libro, editado por Galaxia, fue presentado ayer a los periodistas en Santiago de Compostela. La presentación oficial tendrá lugar el próximo día 1 en A Coruña, en una suerte de concierto literario y bravú, "un acto de la Galicia indómita", en el que Rivas compartirá escenario con Os Diplomáticos de Monte Alto, para quienes escribió un par de canciones de su último disco, Capetón, dentro de su prolífica actividad en los últimos tiempos. El escritor se siente tocado por el éxito. El año pasado, con O lapis do carpinteiro ganó el Premio de la Crítica y otros dos, "los que más reconfortan, porque los dan los lectores y son como medallas de la República de las Letras", que le otorgaron los clientes de las librerías Crisol y los estudiantes de COU de cinco institutos gallegos. La novela será pronto adaptada al cine.

También Canal+ estrenará en breve otra película basada en uno de los relatos que Rivas publica ahora, A rosa de pedra, y en septiembre se estrenará La lengua de las mariposas, dirigida por José Luis Cuerda y de análogo origen en Qué me queres, amor. El escritor está preparando también una antología de textos satíricos y, reclamado para dar conferencias, se confiesa un punto agobiado por ese trajín del éxito, feliz por el seguimiento de tantos lectores como tiene, pero precavido contra el peligro de pasarse a "una literatura conformista, como de karaoke, transgénica o de tanto pollo belga".

Ela, maldita alma "no nace de un propósito abstracto, sino de trozos de alma" que el autor va encontrando en cada una de las historias que componen el libro, "como una contestación a nuestra tradición dual". "El alma", comenta, "es aquí un cuerpo rabioso, carnal", que se instala en un enjambre de abejas que abandona la colmena, en un muñeco de ventrílocuo, en una barra de pan, en una guitarra eléctrica, en la foto de una mujer amada que tuvo rostro de soldado, en un billete de maragüís (moneda de Madagascar), en el balón de un niño que golpea a una mendiga...

También ha encontrado Rivas el alma, con humor feroz, en dos loros. Uno, O loro da Guaira, que llamando a Merceditas aviva la memoria y salva la vida de un emigrante que agoniza en un camastro de pensión, y el otro, O loro anarquista, propiedad de la sobrina de un cura que lo bautizó como Pío Nono y que acaba contagiado por una jerga obrera de blasfemias.

"El alma existe", señala Manuel Rivas, "cuando transmigra y se fragmenta en las cosas que la rodean, cuando las reconoces y ellas, a la vez, te reconocen a ti".

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