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Entrevista:

"Difícilmente se nos podrá tildar de "Europa fortaleza"

Relajado después de que Francia haya retirado su veto a las negociaciones comerciales entre la Unión Europea (UE) y Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay), el comisario Manuel Marín confía en que la primera cumbre entre América Latina y la UE (Río de Janeiro, 28 y 29 de junio) sea "un lugar de encuentro" para reflexionar sobre problemas comunes. Pregunta.¿Qué puede esperar Europa de la cumbre de Río?

Respuesta.Pretendemos consolidar la estrategia hacia América Latina que se definió en 1995 en la cumbre europea de Madrid.

P.¿En qué se basa la estrategia?

R.En articular un diálogo político con el conjunto del continente a través del Grupo de Río y desarrollar, ya en el plano concreto de la cooperación económico-financiera, un conjunto de iniciativas para favorecer la integración regional que se estaba produciendo y responder de una manera flexible a los distintos grados de integración. Ahí es cuando lanzamos esa estrategia, con el lema hay una América Latina, pero dentro de ella hay varias. En consecuencia, el continente no era susceptible de un tratamiento homogéneo en el plano de la cooperación económico-financiera y al desarrollo.

P.¿Cómo se recibió esa segmentación?

R.Al principio con inquietud porque se pensaba que era un rompimiento. Hoy todo el mundo está de acuerdo y celebra que se hubiera planteado así.

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P.¿Qué se ha hecho desde 1995?

R.En el plano horizontal se ha progresado mucho en el diálogo político con el grupo de Río. Es un continente con el que compartimos valores. No hay problemas de valores, como tenemos en otras áreas de cooperación donde hay fracturas religiosas o culturales y hay diferentes visiones de valores de sociedad, de democracia, de derechos humanos. Ese problema ya no existe con América Latina. Se comparten plenamente valores y no hay valores latinos confrontados a los europeos, como hay valores musulmanes frente a valores europeos, o valores asiáticos frente a europeos.

P.¿Y en el plano concreto?

R.Empezando de norte a sur, se firmó un acuerdo de libre cambio con México, que se ha estado negociando durante todo este tiempo y podrá concluirse en el próximo semestre. En América Central la hoja de servicios de la UE es difícil de igualar: se renovó el diálogo de San José; somos el principal donante en ayuda al desarrollo, con el 62%; y jugamos un papel esencial tras el huracán Mitch. En el Caribe están en marcha las negociaciones para renovar la Convención de Lomé, aunque queda por resolver la integración definitiva de Cuba. Con la comunidad andina hemos prolongado, por otro periodo, el sistema de preferencias generalizadas, que permite a esos países que el 70% de sus exportaciones puedan entrar con arancel cero en el mercado común europeo como un elemento de ayuda para buscar un desarrollo alternativo a la droga. Con Mercosur y Chile, afortunadamente ayer se resolvió la única laguna que teníamos, y se pondrán en marcha las negociaciones de libre cambio a partir del 1 de julio del 2001.

P.Las objeciones de Francia y el Reino Unido a negociar con Mercosur y Chile, aunque resueltas, dejan la duda sobre si se va a negociar realmente un acuerdo de libre cambio.

R.No, no. Con su estrategia de relaciones exteriores económicas o comerciales difícilmente se nos podrá tildar de Europa fortaleza cuando en noviembre se inicien en Seattle (EEUU) las negociaciones de la Ronda del Milenio. Se ha ofrecido o se va a ofrecer a 12 Estados del Este de Europa la integración en la UE. En el área euromediterránea acabamos de concluir el acuerdo con Egipto y, desde la Conferencia de Barcelona (1995), hemos firmado acuerdos con Marruecos, Túnez, Israel, Jordania y Palestina. Estamos negociando con Siria y Líbano, hemos recuperado a Libia y nos queda el problema de Argelia. Con Asia tenemos la oferta de comercio libre a Asean (países de Asia y el Pacífico), que se ha mantenido tras la crisis asiática, pese a que estos países han aumentado un 40% sus exportaciones este año. Hace dos meses se terminó el acuerdo de libre cambio con Africa del Sur. En cinco años se ha avanzado mucho.

P.Quizá por eso algunos quieren poner el freno...

R.No podrán porque no sería inteligente. Eso nos situaría en una posición de asedio de cara a la Ronda del Milenio.

P.¿Qué objetivos concretos tiene la cumbre de Río?

R.Las cumbres de jefes de Estado no sirven para solucionar problemas concretos. Va a ser un lugar de encuentro. Lo más positivo es que se trata de la primera cumbre. Eso va a permitir plantear temas de presente y de futuro, evaluar los resultados de las crisis, estudiar una futura responsabilidad del euro, las reglas de vigilancia y solución de las crisis financieras internacionales, la reforma de la ONU. Son cosas de las que se puede hablar, pero no tomar decisiones concretas.

P.A pesar de los esfuerzos europeos, Estados Unidos gana terreno en América Latina.

R.En algunas zonas sí, en otras no. Sus inversiones en 1997 y 1998 han tenido una aceleración que la UE no ha tenido hasta 1998 y 1999.

P.¿Qué papel puede jugar el euro en América Latina?

R. Se supone que América Latina es un continente dolarizado. Desde el momento en que vamos a suscribir este tipo de acuerdos, me imagino que de una manera prudente pero casi inevitable se producirá un cierto tránsito desde la parte dólar a la parte euro. Será un movimiento al principio modesto, tardará en producirse, pero llegará.

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