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Mujeres con aguante

La fábrica ha anunciado su cierre, pero las mujeres permanecerán al pie del telar hasta que se agote la materia prima. La mayoría prefiere callar, y las que hablan lo hacen para expresar su rabia por una dura lucha que ha acabado en fracaso. La plantilla de Coma Cros es en su mayor parte femenina. El cierre de la fábrica, que en los años dorados de la industria textil había llegado a contar con unos 700 trabajadores y una guardería, llega después de años de dificultades económicas que han endurecido a sus trabajadores. Pepi García, secretaria general del textil de UGT, que lleva más de 25 años trabajando en la fábrica, constituye un ejemplo del tesón de muchas mujeres para evitar el cierre de la fábrica. Además de los sueldos atrasados y las pagas extraordinarias que se les deben desde hace cinco años, todo parece indicar que las posibilidades de que se cobren indemnizaciones por parte de la empresa son remotas, puesto que Coma Cros tiene pendientes deudas con Hacienda y la Seguridad Social. En estos casos, el fondo de Garantía Salarial se encarga de los pagos. Los corros que se forman a la salida de las trabajadoras no parecen haber perdido su chispa, aunque la mayoría de ellos tienen como tema el aciago futuro laboral. "¿Dónde voy a ir yo a mis 49 años?", se pregunta una veterana trabajadora. La pregunta, inquieta a una plantilla que en su mayoría pasa de los 40 años.

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