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Sant Cugat y la "mens sana"

"Un deportista preparado académicamente rinde más en su deporte que uno que sólo sepa practicar su especialidad. ¿Por qué? Porque tiene una visión más global y porque el excesivo tiempo libre es malo para la autodisciplina". Joan Arnau, director del Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat (Barcelona) -el único de Europa con un instituto de secundaria propio-, lo ve claro: ir a clase no sólo es bueno para la formación general de los atletas, sino también para su carrera deportiva. El CAR nació en 1987 y de allí surgieron muchos deportistas de renombre -por ejemplo, el tenista Carles Moyà, uno de los 10 mejores del mundo, y que fue muy buen alumno, según Arnau-. Un año más tarde, la Generalitat de Cataluña creó un instituto público en sus instalaciones, en el que este año 165 jóvenes deportistas pueden acomodar sus clases según su ritmo de entrenamientos y competiciones.

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Cerca del juego y lejos de las medallas

Según Arnau, el problema fundamental era el horario. "Muchos chicos, a los que se les hacía muy difícil compatibilizar el deporte y la educación, terminaban eligiendo los estudios por la presión de sus familias. Aquí pueden hacer las dos cosas, y eso los padres lo valoran mucho".

La programación de los horarios está pensada para permitir a los atletas tener dos o tres entrenamientos diarios. Por la mañana hay cinco horas de clase reglada (los alumnos deben asistir por lo menos a tres) y por la tarde hay otras tres (todas obligatorias). En el instituto se pueden cursar 3º y 4º de ESO (educación secundaria obligatoria), y 1º y 2º de bachillerato. Allí pueden optar por todas las especialidades del bachillerato menos la de Arte. También se imparte el ciclo superior de la FP (formación profesional) de Animación de Actividades Físicas y Deportivas, y el ciclo medio de FP de Animación de Actividades en la Naturaleza.

Muchos alumnos no terminan el instituto a los 18 años. "No pasa nada, es comprensible, siguen estudiando hasta que puedan terminar, porque aquellos en edad de estudiar no deben dejarlo. El asunto es que no hagan sólo deporte".

La única diferencia, según Arnau, entre los alumnos del instituto del CAR y el resto de los estudiantes es que los atletas tienen menos problemas de disciplina: "El alto rendimiento les obliga a tener mucha autodisciplina, y eso se ve en el colegio.Y facilita las cosas", dice. Entre el 75% y el 85% de ellos aprueba la selectividad (apenas algo por debajo de los institutos normales) y no están exentos en educación física. Son sus entrenadores (diplomados por el INEF) quienes les califican.

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