35 países europeos se comprometen a garantizar el agua potable para evitar el cólera y el tifus
Treinta y cinco países europeos se han comprometido a suministrar agua potable a sus ciudadanos ante la creciente amenaza de reemergencia de enfermedades como el tifus y el cólera. El protocolo, que obliga a los países legalmente, fue firmado al término de la reunión de ministros europeos convocada la pasada semana por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para tratar sobre la influencia del medio ambiente en la salud. Según el protocolo, los países deben cumplir unos objetivos de suministro, calidad y tratamiento del agua en sus lagos, cursos de agua y ríos. El objetivo principal es asegurar el suministro de agua potable para los 870 millones de europeos, de los cuales uno de cada siete, según la OMS, no dispone de ella. El problema reside sobre todo en Rusia y Europa del Este. Según el protocolo, será ilegal la distribución del agua insalubre y un país podrá actuar contra su vecino si éste lo incumple. "Es un gran logro de la OMS, ya que se trata del primer acuerdo vinculante en Europa", dijo el pasado viernes Tessa Jowell, ministra británica de Salud Pública. Los países dispondrán de dos años para mejorar la depuración y proteger los recursos hídricos.
El agua potable es el único tema con el que se han comprometido 35 de los 51 países europeos que han estado en la conferencia.
La Fundación Europea para la Ciencia presentó un amplio plan de investigación para evitar los efectos perjudiciales de la contaminación sobre la salud. Entre las áreas críticas figura la calidad del aire en interiores, la influencia de los contaminantes en las funciones mentales, los accidentes de los niños (causa del 30% de los fallecimientos infantiles en Europa) y la destrucción de la capa de ozono, así como la evaluación de riesgos ambientales para la salud en el campo de las alergias y la susceptibilidad genética a los contaminantes.
Las asociaciones de industrias químicas de Europa, Japón y Estados Unidos anunciaron la creación de un fondo para realizar investigaciones sobre el efecto de los contaminantes en la salud humana y la del medio ambiente, dotado con 25 millones de dólares al año.
"Aunque la cantidad pueda parecer pequeña, consideren este esfuerzo monetario como el pago que mantendrá unidos centenares de proyectos que serán financiados por otros medios", dijo en Londres Luciano Respini, presidente europeo de la empresa Dow. Los activistas gubernamentales criticaron a la OMS por no incluir entre los temas tratados en la conferencia la seguridad de los alimentos, entre ellos, los transgénicos.
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