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Las autoridades francesas mantienen la suspensión de comercializar Coca-Cola

El presidente de la multinacional abandona Bruselas sin hacer comentarios sobre la crisis

El Gobierno francés ha renovado su recomendación de que no se comercialicen la Coca-Cola, Coca Light, Fanta y Sprite que se producen en la fábrica que Dunkerque (norte de Francia). Los análisis efectuados no han aclarado el misterio de la epidemia de pequeños trastornos gástricos y respiratorios que ha efectado a centenares de consumidores belgas, franceses, holandeses y luxemburgueses del mítico refresco. El presidente de Coca-Cola, Douglas Ivester, abandonó ayer Bruselas, adonde viajó el viernes para entrevistarse con los dirigentes belgas del grupo, sin comentar la crisis.

"Los primeros resultados de los análisis no hacen desaparecer las dudas", ha explicado Marylise Lebranchu, secretaria de Estado para el Consumo, pues no han revelado anomalía alguna, "especialmente en lo que al rastro de los productos químicos evocados por Coca-Cola Enterprise se refiere". En efecto, ni el chresol ni el phenol avanzados como hipotéticos culpables por químicos de la sociedad americana han sido detectados por los análisis de la Dirección General de la Concurrencia, el Consumo y la Represión del Fraude (DGCCRF). Las personas que han enfermado después de beber Coca-Cola sufren de dolor de cabeza, vómitos, taquicardia y dolores abdominales.

La política de comunicación de la firma de Atlanta es objeto de múltiples críticas, algunas de ellas implícitas, como el comentario de la propia secretaria de Estado lamentando el retraso con que "la dirección de Coca-Cola ha confesado que existían lotes de bebidas que no estaban destinados a Francia o a Bélgica, sino a las zonas fronterizas de los dos países, algo que no se sabía y que ha obligado a volver a comenzar ciertos análisis". La verdad es que los 145.000 millones de dólares de cotización bursátil de Coca-Cola y el casi 25% del presupuesto destinado a publicidad y patrocinios diversos no han servido para que Coca-Cola haya sabido tranquilizar al gran público y a las autoridades sanitarias.

Una lista de los lotes supuestamente sospechosos que terminan con las letras DL, DV, DW, DP y DX figuran en un aviso publicado el jueves pasado en el diario oficial francés. Desde hace seis días, las cinco plantas embotelladoras de Pepsi-Cola en Francia funcionan durante 24 horas, habiendo contratado personal suplementario para atender una demanda que se ha multiplicado por diez. El consumo de los productos de otra firma competidora en el sector, Virgin-Cola, también ha crecido de manera significativa, aunque se desconocen los porcentajes.

Aunque nada explica aún de manera satisfactoria lo sucedido, "los médicos del centro anti-veneno de Lille han resaltado las similitudes existentes entre siete de los casos estudiados y se ha intentado localizar las latas que pudieran ser causa de la intoxicación", dijo Marylise Lebranchu, al tiempo que se preguntaba si el problema "no vendría de otra cosa que del rastro infinitesimal de chresol evocado por Coca-Cola". Los análisis desmienten también la tesis del phenol que habría manchado el fondo y la tapa del recipiente, pasando luego a los labios del consumidor que bebía directamente de la lata. "La verdad es que los trastornos de los afectados tampoco se limitan a los que pudieran haber causado el phenol o el chresol", añade Lebranchu.

El secretario de Estado de Sanidad, Bernard Kouchner, después de admitir que la medida de suspensión de la comercialización podía "parecer excesiva", ha recordado que "si una sola persona falleciera a causa de ingestión de un producto en mal estado, la falta de vigilancia sería considerada criminal".

El pasado viernes hubo que hospitalizar en Perpignan a un camionero de 27 años después de que bebiera Coca-Cola de una lata cuyo código de identificación comenzaba con una letra D, es decir, el código de Dunquerke, donde se embotellan bebidas destinadas al mercado belga, aunque no se descarta que algunas partidas hayan sido reintroducidas en Francia. "Eso prueba que nuetra prudencia no es excesiva", añadía Lebranchu al tiempo que precisaba que "los médicos también han rogado que se mantengan las medidas de vigilancia".

La producción de Dunkerque, la primera planta de embotellado del grupo americano en Europa, permanece parada desde el pasado jueves.

Por otra parte, la Confederación Española de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios exigió ayer que se solucionen los vacíos legales sobre control alimenticio. La portavoz de esta organización, Yolanda Quintana, señaló a Europa Press que debería haber una normativa clara que establezca dónde llega la competencia de cada administración para evitar que algunos países no transmitan información a las autoridades comunitarias.

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