A oreja por montura

A oreja por montura. No se complicó el presidente; uno por uno, san Bruno. Sería que, como hubo gran concentración de antitaurinos frente al coso alicantino, decidió no conceder más orejas. Pero los vociferantes antitaurinos, cuando llegó la hora de irse de fiesta, se fueron sin importales lo que pasaba en el ruedo, y mucho menos el mucho público que estaba allí ¡incluso pagando! Y sobre el albero hubo emociones. Por ejemplo, cuando el caballo torero de Pablo Hermoso de Mendoza, Cagancho, dio un par de vueltas de costado templando la embestida del animal y con el público haciendo la ola a su paso en una cerrada ovación. Emoción a raudales la desgranada por el caballero estellés, que templó como nunca y demostró que en doma puede recibir pocas clases. Si acaso, de João Moura. Pero mató mal, y aun así, el público pidió con fuerza un segundo trofeo.

También lo pidió en el sexto. El mejor toro le tocó en suerte a un vehemente Paco Ojeda, que clavó mejor que nadie, aunque templó menos que otros compañeros.