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El hospital Joan XXIII de Tarragona confunde a dos bebés y los entrega a madres distintas

El error se produjo supuestamente al intercambiar los brazaletes de identificación

El hospital Joan XXIII de Tarragona confundió el pasado mes dos bebés recién nacidos y los entregó a madres diferentes. Los partos se produjeron a mediados de mayo, según la investigación iniciada por el Juzgado de Instrucción número 6 de Tarragona. El cambio se debió a un error en la colocación de los brazaletes de identificación en los que figura el nombre de la madre. Los bebés son dos niñas, una de ellas de etnia gitana, y han sido retornadas a su verdadera familia un mes después del nacimiento, después de que una prueba genética determinara su identidad.

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Huella genética o dactilar

Las niñas fueron sometidas a distintas pruebas físicas y a una identificación dactilar correcta, pero todo ello se hizo cuando la identidad ya había sido cambiada. El delegado territorial de Sanidad, Joan Maria Adserà, aclaró ayer que el error fue descubierto por una de las madres, que en el momento del parto observó un rasgo significativo en su bebé que luego no tenía el que le entregaron. Ambos bebés eran muy parecidos físicamente. Según el delegado, ante las dudas expresadas por esta madre, el hospital se avino a realizar pruebas. Las madres y las niñas fueron sometidas a análisis del ADN antes de ser dadas de alta, y se marcharon a su casa con el bebé cambiado. Según Adserà, no había razón para mantener a los bebés en el hospital hasta obtener los resultados de la prueba genética, que tardan entre 15 y 20 días.

Una vez verificado el error, el hospital abrió un expediente informativo para averiguar el motivo de la confusión y puso los hechos en conocimiento de la fiscalía. El juez tomó declaración a los familiares de las dos niñas el pasado sábado y decretó el secreto del sumario. Ese mismo día los progenitores pudieron recuperar a sus verdaderas hijas, una vez las pruebas biológicas confirmaron el error. Todo apunta a que la confusión se debió a una equivocación al colocar a las niñas los brazaletes en los que figura el nombre de la madre. Una vez que el brazalete ya está puesto, es muy difícil que pueda perderse o producirse un cambio. Después de colocar el brazalete se toman las huellas dactilares, por esta razón, la única forma de salir de dudas era el análisis genético.

El delegado de Sanidad explicó ayer que el suceso es un accidente puntual que obligará a revisar el protocolo de actuación en el caso de partos coincidentes en el tiempo. Joan Maria Adserà negó que la etnia gitana de una de las niñas fuera la causa de que una de las madres se diera cuenta del error y aseguró que errores de este tipo deben ser considerados como "una desgracia única". El delegado subrayó la celeridad con la que había actuado el hospital y añadió que, si la restitución de las niñas no se hizo con anterioridad, fue por la tardanza que comporta la prueba biológica del ADN.

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