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Mandela pone fin a su histórica carrera política y deja la presidencia en manos de Mbeki

Arropado por una inmensa multitud, bailando y cogido de la mano de su esposa, el hasta ayer presidente de Suráfrica, Nelson Mandela, de 80 años, dijo adiós a la política y dejó la presidencia en manos de su más directo colaborador, Tabo Mbeki, quien hereda un país con acuciantes problemas de paro y delincuencia, pero con menos incertidumbre en cuanto a la integración racial de la que tuvo que hacer frente Mandela. La ceremonia se convirtió en un homenaje al carismático líder africano, que pasó 27 años en la cárcel. Desde hoy ejerce como un ciudadano más de Suráfrica.

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Reyes y ciudadanos

Los miles de asistentes a la ceremonia de traspaso de poderes y los 4.000 invitados de honor, entre los que se encontraban el príncipe Felipe de Borbón, el presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, y el presidente libio, Muamar Gadafi, estallaron en una sonora ovación cuando el político nacido en 1912 en una aldea de la costa surafricana subió hasta el estrado situado en el Union Building, auténtico símbolo durante décadas del régimen racista del apartheid, convertido ayer en un escenario de colores. Mandela ocupó una sencilla silla con un alto respaldo de madera. Momentos después, el presidente electo, Tabo Mbeki -su mano derecha en el Congreso Nacional Africano (CNA)-, prestó un solemne juramento en el que empleó las 11 lenguas diferentes que se hablan en Suráfrica, con una clara intención multiétnica. Cuando finalizó con la frase "que Dios me ayude", Mandela se alzó y le indicó con una sonrisa de oreja a oreja que ocupara el lugar preferente. Mientras, los asistentes aplaudían y ondeaban cientos de banderas multicolores, símbolo de la nueva Suráfrica.

El hasta ayer presidente de Suráfrica estuvo acompañado en todo momento por su esposa, Graca Machel, con la que bailó en algunos momentos de la ceremonia en que sonaba música. Según fuentes próximas a Mandela, éste habría dejado Suráfrica inmediatamente después de los actos con destino a un país no determinado al objeto de tomarse unas cortas vacaciones, para volver luego a su aldea natal, cerca de Umtata.

En sus primeras palabras ya como expresidente, Mandela señaló que "el pueblo ha hablado y elegido", en relación a la aplastante victoria electoral de Mbeki, y pidió a los partidos políticos que olviden "la guerra verbal" que han mantenido durante la campaña. "Ahora es competencia del presidente y del Congreso Nacional Africano [el partido vencedor en las elecciones] unir a nuestro país y olvidar sus divisones", declaró Mandela, que cumplirá 81 años el próximo mes de julio

Mandela no quiso despedirse sin rendir su particular homenaje a los artistas que sufrieron la represión del régimen racista. "Nuestros artistas, nuestros cantantes, han estado confinados durante años en sus guetos. No podían producir sus obras más que allí dentro", indicó el expresidente surafricano.

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Mbeki dio comienzo a su presidencia con una apelación contra la pobreza y la violencia que degradan el país. "Nuestras noches no pueden ser otra cosa que noches de pesadilla cuando millones de nuestros compatriotas viven en condiciones de pobreza degradante. Ninguna noche puede darnos descanso cuando millones [de personas] no tienen trabajo y muchos de ellos se ven forzados a mendigar, robar y matar para asegurarse que ellos y los suyos no morirán a causa del hambre".

Durante su discurso, Mbeki tuvo siempre presentes a las víctimas del sistema de segregación racista del apartheid. "La verdadera liberación no llegará sin seguridad para las víctimas de la dominación blanca", señaló. En un alegato especialmente poético, Mbeki afirmó: "Mientras el sol continúe elevándose para desvanecer la oscuridad de largos años de colonialismo y apartheid, lo que la nueva luz [que brilla] sobre nuestra tierra debe mostrarnos es una nación diligentemente empeñada en crear una vida mejor para ella misma".

Aniversario

La ceremonia de toma de posesión coincidió con el 23 aniversario de la mayor revuelta de la población negra contra el Gobierno del apartheid. A los actos acudieron también unos 30.000 espectadores, en su mayoría muy jóvenes. Ante ellos, Mbeki rindió homenaje a los escolares del suburbio de Soweto que en 1976 se alzaron contra la dominación blanca. "Es justo y apropiado que esta ceremonia haya tenido lugar en un 16 de junio, porque sin la lucha y el sacrificio de nuestros jovenes es posible que hoy no hubieramos estado aquí".

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