La Agencia Espacial Europea alerta sobre la chatarra galáctica

La Agencia Espacial Europea reunió el viernes en Darmstadt (Alemania) a la industria aeronáutica del continente y le entregó el primer Manual sobre desechos espaciales. El mensaje de la Agencia, mostrado a los representantes de 50 compañías mediante diversas simulaciones gráficas, quedó claro: ahora mismo el problema no es grave, pero si no se hace algo ya, dentro de unos 40 años será imposible poner nada en órbita.

Eso significaría, entre otros perjuicios, que se vería mermado todo el tráfico de información que llega y llegará a través de satélites. Existen unos 300.000 objetos inertes, de los cuales la Agencia tiene catalogados unos ocho mil, aquellos que miden más de diez centímetros. En su mayoría son fragmentos de explosiones, partículas de pintura o recubrimiento, restos de cientos de satélites o lanzadores destruidos en órbitas. Todo ello, según la Agencia, pone en peligro las misiones presentes y futuras y la vida de los astronautas, hasta el punto de que la NASA ha tenido que cambiar 25 ventanillas en su transbordador a causa de los impactos.

Miguel Bello, de la empresa española Grupo de Mecánica de Vuelo (GMV) y miembro del comité asesor sobre desechos de la Agencia, recuerda que una simple partícula de 0,1 milímetro puede perforar el traje de un astronauta y matarle, porque impacta a 36.000 kilómetros por hora. "El problema se agrava si se tiene en cuenta que estos desechos están situados en los lugares más útiles del espacio, los más cercanos a la tierra, donde más peligro de colisión hay cada vez que se quiere lanzar una nave y en el cinturón donde se colocan los satélites de comunicaciones. Hay que recordar que uno de estos escombros espaciales, que comenzaron a vertirse en 1957 con el lanzamiento del Sputnik destruyó el satélite francés CERISE, que costó decenas de miles de millones", añade.

A la reunión en Alemania asistieron 50 empresas, entre las cuales, además de las españolas CASA y GMV, se encontraba la italiana Alenia, que presentó su blindaje para proteger de los desechos:a la Estación Espacial que se está construyendo a 389 kilómetros sobre la tierra. "Sólo los módulos europeos de ese blindaje pesan seis toneladas. Queda claro que resulta muy caro fabricarlos y saldrá muy caro también ponerlos en órbita. Ése es el precio que estamos pagando por ensuciar el espacio", señaló Bello.

Entre las medidas para mitigar los desechos espaciales la Agencia aconseja para aquellos satélites que se encuentren en una órbita baja (a menos de 2.000 kilómetros de la Tierra) ejecutar una maniobra al final de su vida útil con el fin de que se desintegre en la atmósfera. Y para aquéllos que naveguen entre los 20.000 y 30.000 kilómetros de altura, la Agencia aconseja colocarlos en órbitas cementerios o estercoleros espaciales.

Estas operaciones acarrearían mayores inversiones en combustibles para las compañías.

En Europa, uno de los dos los grandes consorcios aeronáuticos es el de la francesa Alcatel que pondrá en órbita en los próximos años 80 satélites, dentro de lo que se conoce ya como la constelación Skybridge. Pero Alcatel aún no ha presentado un plan para evitar desechos, en contra de lo que han venido haciendo las multinacionales estadounidense Iridium y Teledesic, que se han comprometido a recoger su futura chatarra.