"Inauguritis aguda"
Cerca de 40 en 15 jornadas, una media de más de dos inauguraciones diarias. La campaña electoral, recién clausurada, ha sido todo un muestrario de los deberes que, a última hora, se afanan en enseñar los políticos. Especialmente de algunos, como el alcalde de Bilbao Josu Ortuondo que ha protagonizado seis estrenos diferentes o de la diputada vizcaína de Medio Ambiente, María Esther Solabarrieta, que ha acudido a cinco. Pero no han sido políticos del PNV los únicos en protagonizar este particular afán propio de las elecciones: el alcalde de Barakaldo, el socialista Carlos Pera, ha estado en otros tres eventos y, especialmente, se ha destacado por la presentación de balances y proyectos: desde servicios de patrimonio y formación, planes empresariales y de viviendas hasta el anticipo de un parque temático y las fechas para desarrollar un gran parque comercial. Vizcaya ha sido el territorio donde más eventos de este tipo se han desarrollado: un total de 21 y la gran mayoría en el área metropolitana, especialmente Bilbao y Barakaldo, como escenario. Las autoridades alavesas han sido bastante más recatadas, con sólo tres inauguraciones en las dos semanas de campaña, y Guipúzcoa se ha situado en una posición intermedia al celebrarse algo más de una decena de actos de presentación. El alcalde bilbaíno, Josu Ortuondo, que se presenta como candidato de la coalición PNV-EA al Parlamento europeo, ha aprovechado los últimos días de su mandato para protagonizar un estreno tras otro: desde un albergue para indigentes y la primera piedra del tranvía de Bilbao hasta la remodelación de una pista de monopatín y un área de juegos infantiles el pasado viernes, último día de la campaña electoral. El diputado general vizcaíno Josu Bergara ha sido más comedido y ha participado en tres actos, por lo que se ha visto superado por uno de sus diputados, la titular de Medio Ambiente María Esther Solabarrieta, quien ha protagonizado hasta cinco eventos. Un paseo, una depuradora, un garbigune, un camino peatonal y unos locales de remo -estos dos últimos en la misma jornada- han sido las instalaciones estrenadas por Solabarrieta. En Guipúzcoa, los alcaldables y aspirantes a diputado general se han disputado los objetivos de las cámaras como si fueran el boleto ganador de la lotería a la que juegan en las urnas. El alcalde de San Sebastián, Odón Elorza (PSE), el diputado general de Guipúzcoa, Román Sudupe (PNV-EA) y el candidato a regidor de San Sebastián por esta coalición, Enrique Arana, se han hecho la competencia más dura. El 3 de junio, todos desfilaron por el Kursaal, el emblemático Palacio de Congresos. Se inauguraba la sala de cámara con un congreso sobre empresas e innovación europeo, entre andamios y críticas feroces sobre su oportunismo. A nadie le importó estrenar un edificio inacabado, que dos días más tarde abrió sus puertas a la ciudadanía en otra maniobra que muchos tacharon de "electoralista". Hubo un político que se desmarcó de la faena, Jon Lasa, de IU, que el jueves simuló un nuevo corte de cinta para denunciar la enfermedad de las inauguraciones que padecen los políticos en época electoral. El 29 de mayo, la corporación donostiarra, encabezada por el alcalde, se reunió para estrenar el Paseo del Tenis. Y los candidatos a Diputación y Ayuntamiento de la coalición PNV- EA se sacaron la foto días más tarde en la medianilla que hay frente al centro residencial Txara II. Los políticos han dejado muchas de sus energías en el asfalto. El 2 de junio el diputado guipuzcoano de Transportes y Carreteras estrenó la autovía de conexión de la N-1 en Lasarte-Oria con la autopista A-8 en Aritzeta. La inauguración estaba más justificada. El final de las obras coincidió con la víspera de los comicios municipales y forales. Lo mismo sucedió con la variante de Rentería, abierta al tráfico el 20 de mayo. Los ciudadanos de Álava casi se han librado. Sólo ha habido tres estrenos: dos regadíos y una carretera, con los diputados de Agricultura (PNV) y Obras Públicas (PNV) en dos de ellas. Lo más llamativo ocurrió cinco días antes de iniciarse la campaña, cuando se organizó el acto de inauguración del Pabellón Araba, que estaba en funcionamiento desde el 22 de diciembre, en un evento con el lehendakari, el alcalde José Ángel Cuerda y el diputado general Félix Ormazabal y que costó 30 millones de pesetas. La proliferación en estas dos semanas no ha pasado desapercibida y partidos de la oposición han mostrado públicamente su rechazo. IU ha anunciado que presentará una proposición en el Parlamento para prohibir las inauguraciones en campaña electoral, una medida que sería inédita en España. Únicamente en Castilla-La Mancha el Gobierno de José Bono ha decidido a título personal, pero sin existir una norma, no desarrollar estos eventos en la campaña. "Supone un juego sucio para los otros aspirantes", sostiene el candidato de IU a la alcaldía de San Sebastián, Jon Lasa. "Se tiene que competir como el resto de los ciudadanos con sus propios medios y no con los recursos municipales", dice. Incluso existen acusaciones de inauguraciones virtuales, como de un centro de día en Barakaldo cuyo servicio no se presta o una ampliación de un polideportivo en Basauri cuyas nuevas instalaciones aún no se pueden utilizar. Lo que es seguro es que en los próximos días apenas habrá instalaciones y proyectos a estrenar. La enfermedad de la inauguritis aguda habrá desaparecido súbitamente y la rutina del político volverá a su sitio.
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