Cultura ordena suspender las licencias urbanísticas en una zona de Osuna para proteger un yacimiento arqueológico
La Consejería de Cultura ha ordenado suspender todas las licencias urbanísticas y las obras en marcha en una amplia zona de la localidad sevillana de Osuna -la Urso de la antigüedad citada por Apiano, Estrabón, César, Diodoro o Plinio- para proteger un rico yacimiento arqueológico que “el crecimiento de la ciudad hacia el noroeste pone en serio peligro”. Cultura ha incoado un expediente de Declaración de Zona Arqueológica como Bien de Interés Cultural (BIC) a favor del yacimiento de Urso, situado en una ciudad que ya fue declarada en 1967 conjunto histórico artístico. Esta declaración no incluía el foco arqueológico en cuestión, aunque parte de él sí estaba protegido por estar incluido en la franja de 500 metros alrededor del perímetro del casco urbano acogida al decreto. El expediente de BIC se justifica en “los numerosos hallazgos arqueológicos de todo tipo” en dicha zona, especialmente “los relieves ibéricos de guerreros (procedentes de una tumba) y la ley colonial denominada los Bronces de Osuna, uno de los testimonios epigráficos más importantes del mundo romano”. Osuna ha sido excavada desde 1903 y, a pesar de “la intensa y prolongada acción de los expoliadores”, el terreno se califica como arqueológicamente prometedor “por no haberse producido en Osuna el frecuente proceso de superposición de ciudades”. En este caso, según el expediente, en esta población, “la ocupación humana ha conocido desplazamientos laterales y descendentes [Osuna está en un promontorio]”. El yacimiento está atravesado de Este a Oeste por lo que hoy es la Vereda Real de Granada. Osuna tiene su origen en el Bronce Final, hacia el 1000 antes de Cristo, y ha visto pasar de todo por sus tierras. Los fenicios llegaron pronto desde Gadir (Cádiz) para establecer relaciones comerciales con las élites tartésicas del valle del Guadalquivir. Gneo Escipión la eligió como refugio invernal de sus tropas en el 212 antes de Cristo durante la Segunda Guerra Púnica y es citada como patria de Audas, Ditalcón y Minuros, asesinos del caudillo lusitano Viriato. La ciudad llegó a ser baluarte de los hijos de Pompeyo en su lucha contra César y fue un bastión de los primeros tras la derrota que los sufrieron en la batalla de Munda, librada en campos de la vecina Écija. El cerro de las Balas de esta localidad acredita el escenario de la batalla, ya que está plagado de proyectiles de plomo llamados glandes (en latín, bellotas) que los contendientes de ambos bandos se lanzaban con hondas. Cuando Osuna cayó, César la convirtió en colonia y le dio el estatuto de ciudad libre inmune, tal y como acreditan los famosos Bronces de Osuna conservados en el Museo Arqueológico Nacional. La delimitación exacta del yacimiento puede consultarse en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía número 66, del 10 de junio.
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