Dos enfermeras inventan un catéter para hemodiálisis
Los niños con patología renal, tanto los que han de someterse a hemodiálisis como los que reciben un trasplante, plantean problemas específicos a la enfermería a causa de la edad. Uno de éstos, hasta ahora sin solución, es conseguir que no se les suelte el catéter, siempre necesario para realizar la hemodiálisis. Cada vez que uno de estos niños regresa al hospital sin el catéter (la sesión de hemodiálisis se repite cada dos días) requiere nuevos pinchazos, que le acarrean más sufrimientos. En muchos casos, la piel se deteriora y se forman úlceras que pueden provocar infecciones.La solución de los médicos suele ser drástica: el niño debe permanecer ingresado en el hospital largas temporadas para garantizar la duración del catéter, con el consiguiente sufrimiento para él, el deterioro de la vida familiar y un claro incremento del gasto sanitario.
Pero las enfermeras Encarna Tornay y Carmen Jerez, que llevan más de veinte años en nefrología del hospital infantil del complejo sanitario Virgen del Rocío de Sevilla, han encontrado una solución. "Estábamos tan desesperadas de ver sufrir a estos niños, a causa de las infecciones, que decidimos probar con todo tipo de apósitos que caían en nuestras manos", explican.
Así empezó todo, ahora hace cuatro años. Después de múltiples ensayos, Tornay y Jerez consiguieron una fijación del catéter en el cuello con un apósito hidrocoloide que protegía la piel. Fue sólo un primer paso. Luego rodearon el catéter con una placa de protección no agresiva y lo fijaron sobre ésta mediante tiras adhesivas colocadas en forma de aspa; finalmente, lo recubrieron con una gasa que prácticamente no tocaba la piel. "Ahora, el niño ya puede vestirse con toda normalidad y marcharse a su casa", dicen.
Los resultados han sido espectaculares: la placa de protección sólo necesita ser cambiada cada semana, "y la piel aparece bajo ella completamente sana", aseguran. El catéter dura entre seis y siete meses, y en todas las pruebas realizadas no ha habido ni un solo rechazo.
La investigación llevada a cabo por Tornay y Jerez ha sorprendido a los expertos. La integridad de la piel es absoluta; la fijación del catéter, óptima, y la seguridad muy buena. El último Congreso Nacional de Enfermería Nefrológica premió este invento y, recientemente, la 28ª Conferencia Europea de las Asociaciones de Enfermería Nefrológica, celebrada en Berlín, distinguió a sus autoras con uno de sus principales galardones. El sistema es también aplicable a los adultos de modo que ahora les llueven peticiones de todas partes.
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