"La insoportable herencia recibida"
El 14 de enero de 1997, la Secretaría de Estado de Hacienda convocó una conferencia de prensa "urgente". En la misma, Juan Costa aseguró que el caos organizativo que había sido tolerado por los anteriores Gobiernos socialistas en Hacienda iba a impedir al recién estrenado del PP ingresar en las arcas del Estado 200.000 millones de pesetas. Era un capítulo más de lo que el PSOE definió en aquellos momentos, irónicamente, con las siglas IHR (insoportable herencia recibida).El supuesto escándalo tenía también una supuesta base legal. Sencillamente, había una sentencia del Tribunal Supremo de febrero de 1996 que establecía que las deudas fiscales generadas más de cinco años atrás prescribían si la inspección de Hacienda se había paralizado durante más de seis meses. Alguien avisó a Costa de que el Supremo iba a emitir una segunda sentencia con el mismo argumento, con lo cual se sentaría jurisprudencia y acabarían "dañados" -no se podrían cobrar- 600 expedientes fiscales por importe de cientos de miles de millones.
Las ocasiones pueden no presentarse dos veces en la vida -real o política-, y el secretario de Estado Costa asumió la responsabilidad de explicar el supuesto desaguisado. Mataba dos pájaros de un disparo. Cargaba en el Gobierno socialista el pecado y quedaba al margen de un problema que podía volverse en su contra. Demasiado perfecto.
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