El iceberg de la depresión
Afecta al 15% de la población, pero sólo se diagnostica una mínima parte de los casos
Cada año, dos millones de españoles (el 5% de la población) padecen una depresión y, a lo largo de la vida, más del 15% de la población acaba sabiendo por experiencia propia lo incapacitante que llega a ser esta enfermedad. Como la depresión no entiende de razas, niveles de estudios, ingresos económicos o estado civil, se calcula que en todo el mundo puede haber unos 350 millones de enfermos depresivos. Sin embargo, la mayoría de estos casos queda sin diagnosticar y tratar, a pesar de que ya existen tratamientos eficaces.La depresión presenta así el típico fenómeno del iceberg: sólo se ve una pequeña parte de este problema de salud pública, que representa la primera causa de incapacidad en todo el mundo, según ha recordado la Organización Mundial de la Salud (OMS), hace unos días, en su Informe sobre la salud en el mundo de 1999. Por su impacto en la calidad de vida y en la supervivencia, para el año 2020 se perfila como el segundo problema de salud a escala mundial, tras la enfermedad coronaria y por delante de los accidentes de tráfico y las enfermedades cerebrovasculares.
A cualquier edad
Las razones por las que la depresión está infradiagnosticada y presenta esta morfología de iceberg "son muy diversas, pero entre ellas está el error de considerar que las depresiones reactivas no son patológicas", según la doctora Carmen Leal, catedrática de Psiquiatría de la Universidad de Valencia. La zona "sumergida" o no diagnosticada de la depresión representa por lo menos las dos terceras partes, según el Libro Blanco de la depresión en España, aunque puede alcanzar el 80%.
"No creo en la llamada depresión de la vuelta de vacaciones, como tampoco creo que la infelicidad o la desgracia sean trastornos patológicos", apunta Leal para deslindar la depresión de los estados de ánimo normales y subrayar que se trata de una auténtica enfermedad. La depresión afecta al doble de mujeres que de hombres y se puede presentar en cualquier edad, según Leal, aunque en las residencias geriátricas la sufre hasta el 40% de los ancianos.
Como dice la OMS en sus campañas, la depresión es un trastorno médico como la hipertensión, la diabetes o la artritis, que requiere tratamiento médico, pero que puede ser vencida y curada. "En pocos años se ha pasado de los potentes y agresivos tratamientos antidepresivos, con los fármacos tricíclicos al frente, a una terapia más selectiva, eficaz y respetuosa con el paciente, fundamentada en el uso de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina", explica la doctora Leal.
Aunque la palabra depresión se asocia con sentimientos de tristeza o de pérdida, entre estos sentimientos y un trastorno depresivo hay una fundamental diferencia de grado. En el trastorno médico, estos sentimientos son más intensos y prolongados e impiden llevar una vida laboral, familiar y social normales.
El riesgo de suicidio es elevado entre los depresivos: cada año se producen más de 800.000 en todo el mundo, según cifras de la OMS, y la mayoría de ellos obedece a una depresión. Pero esta enfermedad no mata sólo en forma de suicidios y otros "accidentes". En un estudio publicado recientemente en la revista Psychosomatic Medicine se identifican otros cuatro importantes factores que aumentan el riesgo de muerte en los depresivos: fumar, padecer una enfermedad crónica, abusar del alcohol y no cuidarse adecuadamente en caso de enfermedad física.
Las enfermedades mentales no figuran en las listas de causas de mortalidad de la OMS (son responsables de menos del 1% de las muertes), encabezadas por la enfermedad coronaria en los países desarrollados y por las infecciones respiratorias en los países en desarrollo.
Sin embargo, según datos de la OMS referidos a 1990, de las 10 principales causas de incapacidad en el mundo (medida en "años vividos con incapacidad" o YLD), cinco son trastornos mentales. Y la depresión figura en primer lugar de la lista, con un 10,7% de toda la incapacidad provocada por la pérdida de salud. "En las mujeres, sin duda, es el principal factor de pérdida de calidad de vida", subraya Leal. Entre las posibles explicaciones de por qué la depresión afecta al menos el doble a las mujeres que a los hombres hay que considerar factores genéticos, hormonales (un ejemplo típico es la depresión posparto), sociales y familiares. "El papel social y familiar de la mujer es, sin duda, importante, sobre todo cuando se trata de amas de casa con niños pequeños y sin trabajo", afirma Leal.
En sus previsiones para el 2020, la OMS alerta sobre las proporciones gigantescas que tiene el iceberg de la depresión. Si en 1990 era el cuarto problema de salud, para el 2020 la depresión ocupará el segundo lugar. Estas estimaciones están realizadas con una medida denominada disability-adjusted life year (DALY), que tiene en cuenta tanto los años de vida perdidos por muerte prematura como los años vividos con una incapacidad severa.
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