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Alemania suspende las deportaciones tras la muerte de un inmigrante

Pilar Bonet

La extraña muerte de un inmigrante sudanés, Aamir Ageeb, cuando era deportado a la fuerza a su país ha levantado una polvareda en Alemania. El ministro del Interior, el socialdemócrata Otto Schily, ha decidido suspender este procedimiento de expulsión sumaria hasta que las investigaciones judicial y policial puestas en marcha aclaren las circunstancias del fallecimiento de Ageeb durante los primeros minutos del vuelo de la compañía alemana Lufthansa entre Francfort y Jartum.

Ageeb, de 30 años, había sido condenado por robo, agresión e insultos de carácter sexual en Alemania. Su muerte se produjo el viernes en el avión en el que era deportado por decisión de los tribunales. Atado de pies y manos, el inmigrante forcejeó con los funcionarios del servicio de vigilancia de fronteras que le acompañaban y que le habían atado al asiento. Éstos le colocaron un casco de motociclista en la cabeza para que no les mordiera, según el jefe de la investigación criminal, Helmut Kobor.Durante el despegue, los acompañantes de Ageeb ejercieron presión sobre él y lo inmovilizaron. Cuando le permitieron levantarse, ya no daba señales de vida, y de nada sirvieron los intentos de los tres médicos que viajaban a bordo. El cadáver fue cubierto con una manta y el comandante de la nave decidió hacer una escala en Múnich, donde el cuerpo sin vida del sudanés fue evacuado por la puerta trasera del Airbus. Se está a la espera de los resultados de la autopsia para conocer la causa última de su fallecimiento.

La deportación es una de las medidas que las leyes alemanas contemplan, tanto para los peticionarios de asilo rechazados como para los delincuentes no alemanes y los extranjeros que están en situación ilegal. En 1997 hubo casi 11.500 expulsados del país.

Como las expulsiones se realizan en vuelos de línea regulares, en ocasiones el comandante de la tripulación invoca razones de seguridad y se niega a trasladar al deportado. Las organizaciones de derechos humanos han exigido que se interrumpa esta práctica, que legalmente está prohibida, cuando en los países de destino peligra la integridad física del deportado. La muerte de Aamir Ageeb es la segunda que se produce en Alemania durante una deportación aérea. La primera fue la del nigeriano Kole Bankole en 1994.

Otros casos en la UE

Sin embargo, en otros países de la Unión Europea se han dado casos que ponen en entredicho la práctica de la deportación aérea. En septiembre de 1998, una nigeriana de 20 años, a la que se le había denegado el asilo en Bélgica, falleció cuando los policías que la acompañaban le presionaron un almohadón sobre el rostro para impedir que gritara. El suceso le costó el cargo al entonces ministro del Interior Louis Tobback. En mayo, un nigeriano que era trasladado de Viena a Nigeria falleció asfixiado, después de que la policía austríaca le sellara la boca con esparadrapo.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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