La OTAN ve posible un rápido final
Solana da "la bienvenida" a la aceptación por parte de Milosevic de los acuerdos del G-8
El secretario general de la OTAN, Javier Solana, dio ayer "la bienvenida" a la declaración realizada el viernes por Slobodan Milosevic en favor de una solución al conflicto de Kosovo según los acuerdos alcanzados semanas atrás en el G-8 (los siete países más industrializados del mundo y Rusia). Sus palabras son la señal más clara lanzada por la OTAN para empezar a pensar en un final a corto plazo de la guerra en Kosovo y son también un mensaje de agradecimiento y aliento a la mediación de Rusia en el conflicto. El secretario general aliado apoyó la iniciativa franco-alemana de convocar una nueva reunión del G-8.La fría y cauta acogida que la OTAN dio el viernes por la noche al comunicado emitido por Slobodan Milosevic fue reemplazada ayer por una reacción mucho más calurosa, aunque igualmente cauta. La Alianza, advirtió Solana, seguirá bombardeando Yugoslavia hasta que las buenas palabras del líder serbio se traduzcan en acuerdos y hechos concretos.
En una conferencia de prensa transmitida a Bruselas vía satélite desde una base militar aliada en Aviano (Italia), Javier Solana pronunció hasta cuatro veces la palabra "bienvenida", refiriéndose tanto a la iniciativa de Milosevic como a la mediación de Rusia.
"Por supuesto le damos la bienvenida a cualquier esfuerzo diplomático que conduzca a que Belgrado acepte la posición de la comunidad internacional y nuestros cinco objetivos", dijo. "Insisto en que damos la bienvenida a cualquier iniciativa que nos lleve a un final. No sé si ésta nos va a llevar cerca de ese final, pero, en cualquier caso, espero que así sea", añadió después.
Condiciones
Preguntado en concreto sobre si creía que la declaración de Belgrado es positiva para el proceso de paz, respondió: "Acabo de decir que le damos la bienvenida a todas las iniciativas políticas si van en la dirección de que Belgrado acepte las condiciones de la comunidad internacional. Espero y deseo que todas las iniciativas irán en esa dirección, pero creo que tenemos que esperar a ver las consecuencias reales de la resolución firmada ayer ".
"Creo que debemos seguir con la estrategia de la OTAN para acabar con el conflicto, pero acabarlo de una forma justa, con la posibilidad real para los refugiados de volver a su casa para tener un Kosovo multiétnico en el que la gente pueda vivir en paz, con prosperidad y con futuro", puntualizó.
El optimismo de la OTAN se plasmó también en el apoyo de Solana a la iniciativa de Francia y Alemania de que el G-8 se reúna para estudiar la declaración de Milosevic. "Creo que es una buena iniciativa. Como he dicho antes, cualquier cosa que se pueda hacer en el frente diplomático será más que bienvenida", dijo.
La declaración realizada el viernes por Milosevic y la buena acogida que le dispensó ayer la OTAN son el primer buen augurio de que el final de la guerra puede estar cerca. Pero las buenas palabras aliadas tienen también un objetivo muy importante: aplacar la ira de Rusia y de su enviado especial, Víktor Chernomirdin, frustrado al ver que sus esfuerzos de mediación han sido a menudo compensados con la indiferencia.
La reunión del Grupo de los Ocho solicitada por Francia y Alemania y apoyada por la OTAN tendrá rango de directores políticos y puede celebrarse a principios de la semana entrante. A partir de entonces se abre un escenario negociador que deberá tomar fuerza primero con una nueva reunión entre los mediadores de Rusia (Chernomirdin), la Unión Europea (el presidente de Finlandia, Martii Ahtisaari) y Estados Unidos (el subsecretario de Estado norteamericano, Strobe Talbott). Si el encuentro es lo bastante fructífero, esta troika se trasladaría a Belgrado en la que debería ser la reunión decisiva para la paz y que podría durar varios días.
En ese escenario optimista, los ministros del G-8 se reunirían el 14 de junio para preparar la cumbre de jefes de Estado o de Gobierno convocada para el día 18 en Bonn. Es entonces cuando los ocho países, con Rusia representando los intereses de Milosevic, deberían cerrar un acuerdo. Un fracaso abriría la puerta a una invasión por la fuerza en agosto o finales de julio.
Fuerza internacional
La negociación diplomática empezó a cuajar a primeros de mayo en Bonn, cuando el G-8 alcanzó un acuerdo sobre las bases generales del pacto. Los tres mediadores negocian desde entonces la letra pequeña. Las diferencias se centran en la estructura y mando de la fuerza internacional que debe proteger el retorno de los refugiados y en el mantenimiento de fuerzas serbias en Kosovo.
Sobre este segundo aspecto, los aliados han empezado a aceptar esa presencia, pero exigen que primero haya una retirada total y luego retornen los soldados de Milosevic. Su misión sería controlar las fronteras, vigilar los monasterios ortodoxos y ayudar a retirar las minas sembradas por ellos. Rusia quiere que esas tropas permanezcan ya allí, sin retirada previa, aunque acepta que su número sea muy reducido, unos centenares.
Sobre la estructura de mando, Rusia y Milosevic sólo aceptan que la fuerza esté liderada directamente por Naciones Unidas y no por la OTAN. Pero Víktor Chernomirdin ya ha dado señales de que acepta la presencia de tropas de la OTAN y de que comprende que éstas deben estar bajo mando de la Alianza.
En caso de acuerdo, Rusia desplegaría una fuerza de 10.000 hombres en Kosovo y quiere que la Alianza Atlántica controle el sur y los países cercanos a Milosevic se desplieguen al norte, junto a la frontera con Serbia. La OTAN se opone a esa distribución por zonas porque teme que sea un primer paso para la partición real de Kosovo: serbios al norte y albaneses al sur.
"La comunidad internacional, la OTAN, la Unión Europea, todos están absolutamente en contra de la partición de Kosovo; nunca la aceptaremos", recordó ayer desde la base de Aviano Javier Solana.
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