La vacuna de la tuberculosis ha sufrido mutaciones que le hacen perder eficacia

La vacuna de la tuberculosis, que consiste en una cepa bacteriana preparada a principios de siglo, muestra actualmente grados de eficacia muy diferentes en distintas partes del mundo, desde el 70% de éxito en el Reino Unido hasta el completo fracaso en el sur de la India. Investigadores de la Universidad McGill de Montreal (Canadá) acaban de descubrir por qué: las bacterias se han mantenido en cultivo tantos años, y en tantos laboratorios independientes, que han sufrido mutaciones genéticas que las inactivan en mayor o menor medida en unos países u otros, según presentan hoy en Science.La vacuna se llama BCG (Bacilo de Calmette y Guérin) en honor a los dos investigadores que la fabricaron entre 1908 y 1921 por modificación gradual de una bacteria Mycobacterium similar a la causante de la tuberculosis. Como todas las vacunas tradicionales, las bacterias BCG están lo suficientemente debilitadas como para no provocar la enfermedad, pero siguen siendo lo bastante saludables como para inducir una respuesta inmune en el individuo inoculado.

La vacuna no puede congelarse, por lo que laboratorios de todo el mundo llevan desde los años veinte reproduciéndola mediante pases sucesivos de un cultivo a otro: una situación que favorece la fijación de mutaciones, por infrecuentes que éstas sean. El hallazgo implica que la vacuna debe regenerarse, posiblemente recurriendo a los cultivos que mejor funcionen.

Por otra parte, científicos de Harvard (Boston) han logrado, en animales de laboratorio, producir una eficaz vacuna contra la bacteria Staphylococcus aureus, gracias a la identificación de un componente de su membrana que sólo aparece durante la infección. De poder trasladarse a humanos, esta vacuna sería una eficaz arma contra el Staphylococcus, causa muy frecuente de infecciones en hospitales.