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GUERRA EN YUGOSLAVIA El procesamiento de Milosevic

La fiscal de La Haya aceleró su decisión antes de dejar el Tribunal

La fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, la canadiense Louise Arbour, aceleró el procesamiento del presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, y otros cuatro altos dirigentes del régimen de Belgrado antes de abandonar la fiscalía para ocupar un puesto en el Tribunal Supremo de Canadá que quedará libre el próximo martes, según fuentes canadienses y de la ONU.

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Durante las últimas semanas, Louise Arbour ha recogido a contrarreloj toda clase de datos y pruebas de los presuntos crímenes de guerra cometidos por el Gobierno yugoslavo. Arbour ha viajado a las capitales aliadas y se ha entrevistado con un elevado número de refugiados procedentes de Kosovo y expulsados de sus hogares por fuerzas serbias. El martes, Paul Risley, portavoz de Arbour, dijo a los periodistas en Albania que la "brutal eficacia" de los crímenes de guerra en Kosovo "pondría en evidencia que las responsabilidades alcanzan un nivel muy alto en la cadena de mando".Antes de conocer su decisión, hecha pública ayer en La Haya, algunos representantes de grupos defensores de los derechos humanos habían expresado su preocupación por la posibilidad de que quedara perjudicada la persecución de los crímenes de guerra si Arbour abandonaba su puesto en la ONU sin llevar los casos a juicio. "Ha realizado un trabajo tan profesional, ha sido tan tenaz... Sería una verdadera lástima cambiar de caballo en plena carrera", afirmó Reed Brody, responsable jurídico del grupo Human Rights Watch en Nueva York.

La salida de Arbour antes de firmar el procesamiento hubiera sumido al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en una larga paralización provocada por la búsqueda de la persona que le sucediera como fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia. Habría debilitado, además, al nuevo sistema jurídico internacional y Canadá habría debido pagar un coste en credibilidad y presencia internacional.

Peor todavía, el abandono prematuro de Arbour podría haber detenido nuevos procesamientos por crímenes de guerra a corto plazo. Expertos jurídicos de la ONU recuerdan que los procesamientos sólo pueden ser firmados por el fiscal jefe, no por un fiscal en funciones o por uno de sus ayudantes.

Otros expertos ponen en duda esta afirmación y defienden la posibilidad de que un fiscal jefe en funciones pueda firmar procesamientos. En cualquier caso, la salida de Arbour, junto a la ya anunciada partida de la presidenta del Tribunal, Gabrielle Kirk MacDonald, dejarían al organismo huérfano de experimentados profesionales.

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"Un puesto en el Tribunal Supremo no es cosa de todos los días, pero nos gustaría que siguiera un poco más de tiempo", señala Jeremy Greenstock, embajador del Reino Unido ante la ONU. "Arbour tiene experiencia para trabajar en el Tribunal en los complejos asuntos relacionados con los Balcanes".

Arbour podría haber conseguido un pequeño aplazamiento de la fecha límite del 1 de junio para el nombramiento del puesto en el Tribunal Supremo canadiense. Un portavoz de Jean Chretien, primer ministro de Canadá -que tomará la decisión-, ha dicho que "el puesto vacante podría no cubrirse de forma inmediata... No tengo ni idea de cuándo lo será".

Arbour ha preferido no responder a las preguntas sobre este asunto. Hace dos semanas dijo que no había recibido un ofrecimiento definitivo sobre el puesto en el Supremo, pero que si lo tuviera lo sometería a consideración.

Sus amigos y colaboradores creen que Arbour debería tomar la decisión con arreglo a sus intereses, por mucho que fuera echada de menos en La Haya. "Sería una gran pérdida para Naciones Unidas, pero, naturalmente, entenderíamos su deseo de tomar la decisión que le parezca más adecuada", opinó Shashi Tharoor, un asesor del secretario general de la ONU, Kofi Annan.

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