Una mujer emocionalmente exhausta
Louise Arbour, 52 años, es descrita como una mujer con sentido práctico que lucha por lo que es justo. Pero se encuentra física y emocionalmente exhausta, según amigos y periodistas. Está separada de su marido y sus dos hijos mayores viven en Canadá. En sus tres años como fiscal jefe ha sufrido amenazas de muerte en los Balcanes, ha recibido sarcásticas críticas de responsables estadounidenses que querían acelerar el procesamiento a Milosevic y ha soportado la frustración de ver cómo las fuerzas de paz en Bosnia-Herzegovina no han podido detener a sospechosos -altamente visibles- acusados de crímenes de guerra relacionados con el conflicto ocurrido entre 1992 y 1995."Es muy obvio el coste que le supone su trabajo", dice su amigo Terry O"Sullivan, un destacado abogado de Toronto que la conoce desde hace 28 años.
Popular en su tierra, Arbour estaría más cerca de familiares y amigos si ocupa el puesto en el Supremo canadiense, en el que estaría hasta cumplir los 75 años.
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