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FERIA DE SAN ISIDRO

"Si siempre saliesen toros así, veríamos otro escalafón"

"¡Oiga, que esto se mueve!". No era un terremoto a lo que se refería Ángel, aficionado del tendido 2. Ni siquiera un empujón. De hecho, acabados los agobios de los días anteriores, había buen sitio en Las Ventas. Ángel hablaba de los novillos de La Quinta que saltaron ayer al ruedo. En efecto, los animales se movían. "Es lo que hace falta en Madrid: toros bravos y enrazados que lleguen a los tendidos. De lo contrario, no se puede hacer nada". La declaración es de El Cid, exultante con su oreja cercenada al cuarto de la tarde. "Si siempre saliesen novillos o toros así, estoy seguro de que el escalafón sería completamente distinto", continúa el diestro sevillano en campeadora apostura con el éxito conseguido."Ahora veremos si puedo tomar la alternativa pronto", afirma El Cid. El espada, que debutó con picadores en 1993, exhibe su oreja como el mejor de los salvoconductos. Sobre el mismo asunto, Hugo de Patrocinio se muestra convencido de que, tras lo sucedido, el doctorado llegará el mes que viene en Badajoz: "A ver si antes llega un apoderado que me dé cariño y confianza". Por su parte, el que cerraba cartel, Jesús Millán, tras exhibirse "contrariado" ("cuando sale un novillo como mi segundo, la afición se queda con que el toro ha estado por encima del torero, y eso es malo"), echa la vista al frente y dice solícito: "En cualquier caso, confío en que mis planes de dejar de ser novillero en el Pilar se cumplan". Pues eso, a por la alternativa.

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El Cid y la oreja

Con la izquierda

Ya metidos en faena, El Cid se lamenta de haber dejado la espada un poco baja al astado de la oreja: "El novillo tenía peligro y había que llevarlo muy bien con la mano baja. De lo contrario, apuntaba para Tarifa y tú ibas detrás... Ahora lo pienso y siempre falta algo; quizá si hubiese dado una tanda más por la izquierda...". Y en la duda se va detrás el sueño de la puerta grande.

Hugo de Patrocinio rescata la faena a su primero: "Se ha dejado. Dándole el sitio justo que hay que dar a los santacolomas, iba. Con la cara alta pero iba. Si la media estocada hubiese sido más efectiva, ahora tendría más". Por el descabello, De Patrocinio prefiere pasar de puntillas: "Mal, lo he hecho mal". Del otro, el novillo de Alcurrucén que completó la corrida, dice: "Siempre se notan los remiendos. Y más después del anterior [el de El Cid]. La diferencia era mucha. Dulzón... pero sin transmitir. Justo lo contrario del resto".

Y, sobre todo, a años luz del último, el que siguió al alcurrucén y que correspondió a Millán. "Comprendo que haya gustado a la afición. Era bravo y con casta. Sin embargo, no embestía, pegaba arreones. Para que no se enganchara la muleta se la tenía que quitar de la cara. A tirones. Ésas no son mis formas", concluye.

En el recuerdo, la sensación de movimiento. Ángel no pudo resistirlo: "Como dijo Galileo, que no era torero, "esto se mueve, oiga". Bueno, dijo algo parecido".

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