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Reportaje:

Europa entró en Madrid por la Puerta del Sol

La Casa de la Panadería acoge una muestra que repasa la historia de la céntrica plaza de Madrid

No hay puerta ni está la figura del Sol desde el siglo XV en la Puerta del Sol. No queda rastro de los dos conventos que hubo durante los siglos posteriores ni de la iglesia del Buen Suceso. Han desaparecido los cafés y las librerías, dos establecimientos que definían el espíritu de esta plaza como símbolo de la libertad (de la libertad de expresión, de la libertad de imprenta) y de la burguesía. Últimamente, lo que las autoridades municipales han eliminado son los bancos, los de sentarse a hacer tertulia. Los sustituyeron por unas agresivas verjas que invitan a no apoyarse en los poyetes de las fuentes o estatuas. Pero la Puerta del Sol sigue representando la libertad. Por eso, la exposición que se dedica a la historia de este lugar, organizada por el Ayuntamiento y la Fundación Mesonero Romanos, se ha bautizado como La Puerta del Sol. Espacio de libertad.La Puerta del Sol fue la primera plaza de Madrid con carácter europeo, tal y como cuenta Juan Carrete, comisario de la exposición y dedicado al estudio de la plaza durante años. Durante el siglo XIX se levantaban en ella las primeras casas de viviendas, con pisos, como las de ahora. En ellas habitaba la burguesía que emergía en esos momentos. Carrete dice que no ha sido capaz de localizar ahora un solo piso en el que habiten personas, y no oficinas o academias.

Los primeros hoteles modernos de Madrid (casas de huéspedes era lo que había hasta esos momentos) también estaban en la Puerta del Sol (uno de ellos es el hotel París, que nació llamándose hotel de los Príncipes). Y de ella arrancó el primer metro de Madrid, el primer tranvía, la luz eléctrica, el gas y el agua corriente. De ella sigue arrancando toda manifestación importante. O, si no, concluyen allí.

"La gente tiene que tomar conciencia de que la Puerta del Sol es un espacio de libertad y transgresión. Todo ha pasado por esta plaza. Fue el lugar al que tenía que ir todo el que llegaba a Madrid. Es lo que pasa hoy con los inmigrantes. Hay lugares que tienen un atractivo especial. Ellos se quieren sentir en un lugar importante, en el que se encuentren a gusto y en libertad", comenta Carrete, que añade: "No es tumultuosa o chabacana, es cosmopolita. Y hoy, lo cosmopolita no es lo elegante o burgués. Es variopinta y rica. Por ella pasa el turista, el mendigo, el músico callejero o el predicador. Todo ocurre en ella. Uno se pone a mirar y ve de todo".

De sus establecimientos tradicionales sólo quedan hoy dos: La Mallorquina, la pastelería que hay en el comienzo de la plaza Mayor, y De Diego, una tienda de paraguas, abanicos y mantones justo enfrente de la actual sede del Gobierno regional. Es ése uno de los edificios con más historia de este lugar. Allí estuvo la Brigada Político-social, símbolo de la represión en tiempos del general Franco. Antes había sido el Ministerio de la Gobernación, desde donde se proclamó la II República. El edificio nació para ser un centro de comunicaciones en tiempos de CarlosIII. En lo único que ha cambiado desde entonces es en la torreta, que muestra uno de los relojes más conocidos del país, el de las 12 campanadas de fin de año. Dice Carrete que no se sabe bien desde cuándo existe la tradición de tomar las uvas en la Puerta del Sol. Tampoco es conocido el nombre del autor del oso y el madroño, la escultura instalada en los años cincuenta, "a la que se quería hacer un tópico de identidad", según Carrete.

La Puerta del Sol. Espacio de libertad. En la Casa de la Panadería (plaza Mayor, 27. Metro Sol), de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00. Gratis

Defensa de los bandidos

La Puerta del Sol fue una de las entradas que tuvo Madrid en el sigloXV. La ciudad era entonces un pequeño pueblo al que se entraba por una puerta de madera en la que, por alguna razón que se desconoce, se había colocado un sol. Duró poco tiempo la Puerta del Sol, aunque no su nombre. Juan Carrete, el comisario de la exposición que repasa su historia, indica que estaba situada en lo que ahora es el comienzo de la calle de Alcalá."Era una de las puertas que se usaban entonces para defenderse de los bandidos", expone Carrete. Era además una especie de aduana que servía para cobrar impuestos a los que llegaban a Madrid.

Estuvieron allí el convento de San Felipe y el de la Victoria. Cuando se derribó el de San Felipe, durante la desamortización, se construyó en su lugar la primera casa de viviendas, que todavía existe hoy y a la que se conoce por el nombre de su primer propietario: Casa del Cordero. Esto fue en 1846. Diez años después se tiraron otros edificios para agrandar este espacio, que siempre fue algo así como una calle ensanchada.

A principios de este siglo, en los años treinta, llegaron los tranvías. En los cincuenta fue cuando se colocaron las fuentes y se ordenó el tráfico. Antes, cada cual circulaba a su aire. Toda esta evolución se puede seguir con fotos, mapas y paneles explicativos en la muestra sobre la Puerta del Sol que acoge la Casa de la Panadería, un centro dedicado ya a exposiciones sobre Madrid. Es curioso seguir la evolución de los quioscos, de las farolas o papeleras que ha tenido la Puerta del Sol.

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