Un documental sobre el cantaor Agujetas gana el Festival de Praga

Un documental sobre el cantaor jerezano Agujetas, dirigido por su amiga francesa Dominique Abel, ha ganado el primer premio del Festival Golden Prague. Por primera vez, el flamenco obtiene un galardón en ese prestigioso festival de cine musical. Un equipo francés, que incluye al célebre director de fotografía Jean-Ives Escoffier, operador habitual del transgresor Leos Carax, filmó al artista en su casa durante seis días. Abel define su película como un "homenaje a un artista muy singular".

Agujetas, cantaor, es un retrato fiel, muy íntimo y a ratos trágico de Manuel de los Santos, Agujetas, hombre extraño y primitivo, cantaor arraigado a la tierra (es herrero de fragua y labra su huerta en Chipiona) y encarnación del eslabón perdido entre el flamenco actual y aquel arte incipiente y oculto que debían practicar los gitanos andaluces hace 300 o 400 años.Una vez más, Francia viene a descubrirnos la fibra, la magnitud y el alcance universal del flamenco. Con los 80 millones de pesetas de presupuesto que consiguió la productora Ideal Audience, Dominique Abel ha logrado el milagro de filmar la vida cotidiana de este personaje íntegro y anacrónico que desprecia el dinero (o casi), la educación y la familia, la prensa y el mundo exterior.

Los que vieron la expresión alucinada de Agujetas (la mirada perdida, los dientes de oro) en la película de Saura Flamenco no podrán olvidar aquella cara rota, partida a cachos, que metía miedo. A Dominique Abel, en cambio, no sólo no le dio miedo, sino que se enamoró de ella nada más conocerlo. "No, de su jeta no, de su arte", corrige en su perfecto castellano con acento caló.

Abel llegó a España en 1983, con 18 años. Decidió dejar su casa y su familia en París después de oír un disco de Camarón, ver bailar a la compañía de Antonio Gades y leer un par de libros de Machado y Valle-Inclán. Conoció a Agujetas poco después de llegar. "Fue un flechazo, una hecatombe, tres días de locura", dice. Currículo intenso

Pero antes de convertirse en su directora de cine, la inquieta Abel hizo casi de todo: fue profesora de francés en un colegio de monjas; alumna en la academia de baile de Amor de Dios, y bailaora en tablaos de Talavera de la Reina a 5.000 pesetas la gala; modelo para revistas como Vogue, fotógrafos como Javier Vallhonrat y publicidades varias (puso las piernas al anuncio de Berkshyre). Ahora acaba de tener una hija con el cofundador de Radio Tarifa Vicente Molino, y está a punto de presentar un libro, Camaleona, su visión de las angustias de una modelo. Lo publicará Planeta en junio.

Pero fue su amistad con Agujetas la única arma que le convenció para dejarse rodar. "Lo primero que le dijo al productor, Pierre Olivier Bardet, fue "todos los franceses son unos hijos de puta". Pero al final tragó, y firmó el contrato. Con una A".

Ahora quedan 58 minutos para la historia del cine flamenco: muchos primeros planos, la imagen austera y en blanco y negro, y Moraíto Chico a la guitarra. La película y el disco con la banda sonora saldrán juntos en otoño.