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Cuatro "gay" expulsados del Ejército británico apelan a Estrasburgo

El Tribunal de Derechos Humanos examina el asunto por primera vez

Los abogados de cuatro homosexuales expulsados del ejército británico entre 1993 y 1995 solicitaron ayer al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en Estrasburgo, que acabe con el veto militar a los homosexuales en el Reino Unido, por considerar que viola sus derechos fundamentales. Se trata del primer caso de este tipo sobre el que tendrá que pronunciarse el alto tribunal.Los expulsados son tres hombres y una mujer que se declararon homosexuales ante investigadores militares. La postura del Gobierno británico sobre este asunto, definida en 1994, es que "la homosexualidad, ya sea masculina o femenina, debe considerarse incompatible con el servicio en las fuerzas armadas". También establece que "si los individuos admiten ser homosexuales mientras sirven al ejército, y sus mandos estiman que tal admisión está bien fundada, se les requerirá que abandonen el servicio".

Durante la audiencia de ayer, los abogados de los cuatro expulsados argumentaron que esa normativa debe ser retirada, puesto que viola el Convenio Europeo de Derechos Humanos, suscrito por el Reino Unido. Esa violación, según los letrados, se debe a que las autoridades militares someten a los homosexuales a un tratamiento denigrante, los retienen injustificadamente para interrogarlos y "limitan su derecho a expresar su identidad sexual". Además, acusan al Gobierno británico de privarles de un foro civil efectivo ante el que apelar por el tratamiento recibido. Tras ser expulsados del ejército, los cuatro homosexuales intentaron sin éxito que algún tribunal civil revisara su caso. En 1995, el juez del Tribunal Supremo británico Simon Browning se pronunció en apoyo de la actitud del Ministerio de Defensa, aunque añadió que "la marea de la historia" era contraria a esa normativa y predijo que tarde o temprano debería retirarse. Browning también subrayó que los expulsados tenían unas hojas de servicio "ejemplares", y que no había la menor evidencia de que sus orientaciones sexuales hubieran afectado en absoluto a su capacidad para cumplir con sus cometidos.

Los cuatro demandantes ingresaron en las fuerzas armadas entre 1980 y 1989. Uno de ellos, Duncan Lustig-Prean, alcanzó el grado de comandante tras 12 años de servicio. Las investigaciones sobre la orientación sexual de los cuatro, que culminaron en su expulsión, se originaron por denuncias, en dos casos anónimas, y en otros dos presentadas por sus propios compañeros de filas. Los afectados admitieron en todos los casos su homosexualidad ante las preguntas de los investigadores militares.

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