Del reimplante al trasplante
La mitad de los miembros amputados que han sido implantados recobran funcionalidad
El éxito del primer trasplante de mano de donante realizado en Lyón (Francia) el pasado mes de septiembre ha traspasado una nueva frontera de la medicina, pero este paso no hubiera sido posible sin la experiencia acumulada en el reimplante de miembros amputados. Los cirujanos españoles se muestran cautelosos ante esta nueva posibilidad. De momento, ni el paciente de Lyón ni los otros dos posteriormente trasplantados han sufrido rechazos que pongan en peligro los miembros implantados, pero los especialistas dudan de que esté justificado trasplantar un miembro no vital cuando, para evitar el rechazo, exige someter al paciente a un tratamiento de por vida con drogas inmunosupresoras que tienen considerables efectos adversos.El trasplante de miembros, todavía en fase experimental, no se ha aplicado en España. Pero las personas que han perdido un miembro en un accidente pueden beneficiarse de 20 años de experiencia en la aplicación de las técnicas microquirúrgicas: los reimplantes y revascularizaciones. Los reimplantes consisten en volver a unir los miembros que han sido separados del cuerpo; en las revascularizaciones, en cambio, el miembro mantiene una unión, aunque sea mínima.Joan Pi-Folguera, jefe de sección del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología (COT) del hospital Parc Taulí de Sabadell, señala que hace 20 años estas operaciones eran noticia, como ahora lo son los trasplantes de mano, pero ahora se realizan de forma rutinaria. Y también entonces, algunos médicos dudaban, según César Casado, jefe del Servicio de Cirugía Plástica del hospital General Yagüe de Burgos, de "que se pudiesen unir estructuras tan finas por las que tenía que circular la sangre".
A finales de los años setenta se realizaron en España los primeros reimplantes y revascularizaciones. En estas dos décadas se ha avanzado en el éxito de este tipo de operaciones, pero también se han podido conocer sus límites, puesto que no siempre las lesiones son susceptibles de reimplante. Los datos son reveladores: desde noviembre de 1997 hasta diciembre de 1998, en el General Yagüe se atendieron 97 alertas, en las que sólo se pudieron realizar 49 intervenciones. Y de éstas, sólo se pudieron reimplantar la mitad: 26.
Limitaciones
"Las cifras son parecidas a las de nuestro hospital", apunta el director del Servicio de COT del hospital Parc Taulí, de Sabadell, Fermín Aramburo. Y recuerda que "muchas veces vienen enfermos aquí y no se puede hacer nada por ellos; a finales de los años setenta y principios de los ochenta hubo un auge de reimplantes y revascularizaciones, pero se comprobó que existían límites".
Los principales son la edad, las condiciones en que se encuentra el paciente y el tipo de accidente sufrido. Si el paciente es fumador, se desaconseja la intervención, ya que la nicotina cierra los vasos sanguíneos e incluso le puede provocar una trombosis. Hay casos en que la pérdida de un miembro no es el problema mayor. En un politraumatismo grave, es más prioritario salvar la vida que reimplantar un miembro. Y en los casos de aplastamiento de una extremidad, pocas veces está indicado un reimplante.
Una vez el equipo médico decide intervenir, se añaden otros obstáculos. El éxito de la operación, que suele durar unas seis horas de promedio, depende del tipo de lesión. Si es limpia, producto del corte de una guillotina, por ejemplo, hay más posibilidades de éxito; en cambio, si se ha producido por una sierra y existe el arrancamiento de estructuras, el resultado es más comprometido. Esta dificultad también aparece cuando las lesiones son por tracción o arranque.
Realizada la operación, hay que esperar que el miembro funcione de forma correcta. Y no siempre es así, aunque el grado de éxito es bastante alto. En el hospital Parc Taulí de Sabadell se han realizado durante estos 20 años 340 reimplantes con cáracter de urgencia, de los que la mitad han resultado exitosos, es decir, que el miembro ha recuperado una correcta movilidad y sensibilidad.
En el General Yagüe, aunque se desconoce el número total de reimplantes efectuados, el porcentaje de éxito es parecido: de 80 casos evaluados, la mitad obtuvo un resultado muy bueno. Pero aunque el éxito sea total, siempre quedarán secuelas del accidente. "El miembro nunca volverá a funcionar como antes", señala Pi- Folguera.
Pese a las dificultades, los equipos médicos especializados en reimplantes y revascularizaciones han conseguido dar calidad de vida a muchas personas porque, como señala Aramburo, la pérdida traumática de una mano o una pierna no sólo representa un serio obstáculo para la vida laboral de una persona, sino también para su vida social.
No correr
El doctor Fermín Aramburo, director del servicio de Traumatología del hospital Parc Taulí de Sabadell, recomienda a los familiares y acompañantes de los pacientes que han sufrido una amputación traumática que no corran: "Si la lesión es de un segmento pequeño, como un dedo o una mano, pueden ser trasladados en coche, no es necesario que vengan en ambulancia. El transporte especializado debe reservarse a los casos que necesitan cuidados más específicos. Hay accidentados que han venido en taxi, y eso no ha variado el pronóstico. Lo importante es no correr y evitar riesgos innecesarios".Existe un tiempo máximo de hasta ocho horas para tratar la amputación. Una vez estabilizado el paciente, lo más importante, indica, es observar los consejos del protocolo: se debe cubrir la herida con gasas o en su defecto, un trapo limpio, realizando un vendaje compresivo.
Nunca debe hacerse un torniquete, ya que si se lleva a cabo por un persona inexperta puede provocar lesiones asociadas que ensombrezcan el pronóstico inicial. El segmento amputado debe envolverse con una toalla, paño o gasas limpias, para introducirlo en una bolsa de plástico, cerrada de forma hermética, que luego se depositará en otra bolsa o recipiente que contenga hielo y un poco de agua.
Pioneros
Los primeros hospitales españoles que realizaron reimplantes y revascularizaciones fueron el Virgen de Covadonga de Oviedo, el Virgen del Rocío de Sevilla y el Parc Taulí de Sabadell. Actualmente, este último se ha convertido en el centro de referencia de Cataluña, aunque no goza de reconocimiento oficial.En el resto de España, el centro de referencia es el hospital General Yagüe de Burgos, que realizó el primer reimplante en 1982 y que sí cuenta con el reconocimiento por parte de la administración sanitaria. El hospital General Yagüe inició en 1997 un programa pionero de servicio de emergencia junto a la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). Este programa atiende durante 24 horas las llamadas de los pacientes que han sufrido una amputación y lleva a cabo todo el protocolo para enviarlos al hospital.
César Casado, jefe del servicio de Cirugía Plástica del hospital, señala que el papel de la ONT es "muy bueno" para mejorar el tratamiento global de los pacientes amputados susceptibles de reimplante o revascularización, y para mejorar la fase de evacuación de los pacientes. Casado también destaca otras ventajas de la coordinación con la ONT: sirve como referencia para los pacientes y divulga el protocolo a seguir.
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