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LA COYUNTURA AGRARIA

Jesús Posada se plantea como principal objetivo el Plan Nacional de Regadíos para este año

La aprobación del Plan Nacional de Regadíos antes del final de esta legislatura y el desarrollo concreto de la política agraria iniciada por su predecesora en el puesto, Loyola de Palacio, todo ello en un clima de diálogo con el sector y las comunidades autónomas, constituyen los objetivos prioritarios del nuevo ministro de Agricultura, Jesús Posada. "Es posible que pueda seguir en el puesto para la próxima legislatura en el caso de que el PP volviera a ganar las elecciones generales. Pero, con los pies en el suelo, es más lógico pensar que he llegado aquí para un año", dijo.

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El ministro considera que "un año es poco tiempo para plantearse algún nuevo programa en política agraria". "Como ingeniero de caminos que soy y que he trabajado en estos temas, algo sé de agua, y me considero capacitado para sacar adelante en este tiempo el Plan Nacional de Regadíos de acuerdo con las comunidades autónomas. En los demás asuntos, no creo que sea el momento de plantear grandes nuevas leyes, sino que lo fundamental es desarrollar las políticas iniciadas y perfeccionarlas con disposiciones concretas para lograr su eficacia", añade.Hombre tranquilo, Jesús Posada quiere dar al Ministerio de Agricultura un nuevo aire de sosiego en lugar del enfrentamiento, y no tiene ningún interés por estar todos los días en el candelero, sino desarrollar un trabajo con mayor discreción.

Uno de los principales retos que tiene en este momento sobre la mesa es la distribución de los cupos y cuotas logrados en la última reforma de la Política Agrícola Común (PAC) en vacuno de carne, leche, viñedo y rendimientos en cereales. Jesús Posada pretende lograr una distribución equilibrada donde cada comunidad autónoma plantee sus preferencias en torno a estas cuotas o cupos. "Lo que no puede suceder es que una comunidad autónoma quiera llevarse la mayor parte del pastel en todo. Mi idea es que cada autonomía defina sus prioridades, lo que daría lugar a que fuera beneficiada en un sector, pero no con el resto", recalca. El ministro se ha encontrado en la mesa con las informaciones sobre los cultivadores de lino, entre los que se hallan altos cargos de la Administración. Fiel a su línea, Jesús Posada se ha limitado a señalar su apoyo a que se investigue al máximo si hubo irregularidades, aunque recuerda que eso compete a las comunidades autónomas. Pero no es partidario de lanzar más leña al fuego y entrar en una guerra de acusaciones que al final se volvería contra el conjunto del sector agrario ante Bruselas.

Jesús Posada no quiere hacer ningún programa a corto, medio o largo plazo. No considera posible sacar adelante en los próximos nueve meses leyes que contemplen un trabajo prolongado; es más partidario de apostar por soluciones concretas a problemas puntuales y completar o mejorar aspectos ya legislados. En esta dirección se abordarían cuestiones como la inversión y la fiscalidad agraria, siempre con la mirada puesta en los profesionales de la agricultura, los agricultores a título principal y en quienes viven y mantienen el medio rural con la actividad agraria y otras actividades.

El nuevo ministro de Agricultura pretende impulsar las actuaciones de desarrollo rural para tratar de fijar la población en su medio.

Jesús Posada tiene fama de hombre dialogante, y, de acuerdo con esa trayectoria, no hace ascos a la posibilidad de constituir un consejo agrario con las organizaciones, en el que se debatan las grandes líneas de la política para el sector y las propuestas ante Bruselas, "aunque debe quedar muy claro, para bien o para mal, que las decisiones, aquí y en la UE, las adopto yo".

El nuevo ministro de Agricultura, como hombre del Gobierno, está de acuerdo en la necesidad de combatir la inflación, pero no comparte la idea de que el sector agrario sea inflacionista, cuando en los últimos dos años los precios percibidos medios por el sector han sido negativos y cuando en este momento hay sectores con problemas de precios a la baja, con pérdidas reales para los productores de ovino, porcino y avicultura de carne.

Con la mirada en el futuro, como están haciendo otros países comunitarios, Jesús Posada pretende impulsar, aunque no se apruebe en esta legislatura, una ley de ordenación y orientación agraria donde se haga una radiografía del sector y se adopten las medidas de apoyo necesarias con vistas al nuevo milenio en el marco de la reforma de la Política Agrícola Común.

Dentro de los debates sobre la política agraria, una de las cuestiones más polémicas se concretaría en la posibilidad de modular o no las ayudas comunitarias en función del tipo de explotación, las dimensiones de la misma, zona de ubicación y si quien percibe las mismas es agricultor o no profesional con residencia en el medio rural o en la capital.

Posada cree que se trata de un asunto complejo, pero no descarta la posibilidad de llevar a cabo conversaciones con el sector para llegar a algún tipo de acuerdo que suponga un equilibrio entre las posiciones de todas las partes.

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