Industria da 4.000 millones para el estudio de un nuevo método de reciclaje nuclear
La transmutación permite rebajar la peligrosidad de los desechos y el periodo de vida activa
La demora sobre el destino de los residuos nucleares tiene la ventaja de que concede un plazo para comprobar otras posibilidades para su almacenamiento, especialmente el de la transmutación. Este sistema es un complejo mecanismo de tratamiento físico y químico de los residuos, que permite convertirlos en residuos menos peligrosos y con una vida activa más corta, pero que aún plantea numerosos problemas técnicos. El V Plan General de Residuos Radiactivos de España destina más de mil millones de pesetas anuales entre 1999 y 2003 para esta línea de investigación.
El V Plan General de Residuos Radiactivos, que en la actualidad se encuentra pendiente de aprobación por el Ministerio de Industria y Energía, refleja en el capítulo de Investigación y Desarrollo, una nueva vía para el almacenamiento de los residuos nucleares, la de la transmutación. Los anteriores planes generales destinaban unos 1.500 millones anuales a actividades de investigación, la mayor parte para localización de un posible AGP (almacenamiento geológico profundo). El nuevo plan mantiene el nivel de las inversiones, pero cambia llamativamente de rumbo y destina a la investigación en los procesos de transmutación más de mil millones de pesetas anuales durante sus cuatro años de vigencia (1999-2002).Aunque la cifra podría ser aún reconsiderada antes de su aprobación, Jorge Lang-Lenton, de Enresa, asegura que ya hay comprometidos más de 600 millones para esta línea. Teniendo en cuenta que hasta ahora se habían invertido 20 millones en transmutación, el cambio de orientación resulta palpable.
Esta inversión irá en detrimento de la que hasta ahora se realizaba en torno a los AGP, aunque ello se debe, según Lang-Lenton, a que la investigación en este campo se realiza ahora mediante participación en proyectos internacionales, como los laboratorios subterráneos existentes en Grinsel (Suiza), Aspö (Suecia), Mont Terri (Suiza), Mol (Bélgica) o Asse (Alemania), donde se experimenta sobre el comportamiento de los isótopos en terrenos graníticos, arcillosos o de sal, los tres emplazamientos geológicos más idóneos para el almacenamiento de estos residuos.
Las posibilidades de la transmutación resultan realmente atractivas. Estos residuos están formados por una amalgama de elementos producidos durante las reacciones del uranio y la primera tarea sería separarlos de forma individualizada. Por un lado están los productos de la fisión de los núcleos de uranio, que son variados y de distintas características. Una vez separados, podrían ser tratados como residuos de baja actividad y corta o media vida, con alguna excepción, como el tecnecio 99 y el yodo 129, cuya vida media es de unos 20.000 años.
Por otro se encuentran los elementos transuránicos, como plutonio, neptunio, americio, curio y californio, producidos por absorción neutrónica de algunos núcleos de uranio. Suponen menos del 2% de la masa del residuo, pero son el auténtico caballo de batalla, ya que son emisores alfa y su vida media va desde decenas de miles hasta millones de años. Se trata de convertirlos en otros elementos menos peligrosos mediante un bombardeo con neutrones que rompa sus núcleos, y de ahí el término transmutación.
Pero la cuestión no resulta sencilla. Cada uno de estos isótopos exige un tratamiento específico y resulta imprescindible por ello separarlos uno a uno. La resolución de los problemas técnicos que plantea el proceso, tanto la separación isotópica como el tratamiento de cada isótopo, llevará muchos años, "no menos de treinta" según Ladislao Martínez, de Ecologistas en Acción.
Y además, como reconoce Lang-Lenton, es posible que después de todo el tratamiento sigan quedando restos de elementos transuránicos, que podría exigir al final la construcción de un almacén para ellos, quizás un AGP. Este almacén debería albergar, además, los restos del combustible de Vandellòs I, en proceso de desmantelamiento, que se encuentran en Francia para su reprocesamiento y que regresarán a nuestro país dentro de unos años, hacia el 2010
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