Belgrado denuncia otra matanza de refugiados
Un centenar de albanokosovares mueren bombardeados mientras descansaban en una aldea del sur
ENVIADO ESPECIALCerca de cien refugiados albanokosovares que volvían a sus hogares perecieron ayer bajo las bombas de la OTAN en un episodio que Yugoslavia denunció como "otro crimen más" de las fuerzas occidentales capitaneadas por Washington. En Bruselas, el portavoz de la Alianza Atlántica se abstuvo de hacer comentarios y prometió una "completa y total investigación" sobre la nueva carnicería en los Balcanes. Anoche era difícil establecer con claridad cómo y porqué un convoy de civiles, compuesto en su mayoría por niños, mujeres y ancianos, pudo ser atacado con tanta ferocidad poco después de la medianoche del jueves en la localidad de Korisa, en un remoto confín del sudoeste de Kosovo.
Supervivientes del ataque, que dejó además un saldo de por lo menos 50 heridos, dijeron a periodistas extranjeros trasladados apresuradamente desde Pristina a Korisa que por lo menos ocho "bombas de racimo" cayeron sobre el convoy. El huracán de metralla y fuego arrasó con tractores, carromatos y las tiendas de campaña en un tramo del camino donde los "refugiados errantes" decidieron pasar la noche antes de regresar a sus casas, dentro de territorio controlado por fuerzas de seguridad serbias."Eran por lo menos 600", declaró a la televisión serbia un hombre con el rostro desencajado por el dolor y la rabia. "El ataque duró tres horas. Oí explosiones y gritos. Habían llamaradas por todos lados". Otro testigo dio quizás la versión más gráfica del ataque en sí: "Estábamos durmiendo en el camino. De pronto el cielo se volvió de color naranja. Vino una tremenda explosión. Luego otra. Y otra. Quedamos sordos. Empezamos a huir desesperados. Una cuarta bomba estalló delante de nosotros. Otras dos a nuestras espaldas. Quedamos atrapados. Fue horrible, horrible".
Rastros del infernal ataque eran ayer visibles en el camino: cadáveres chamuscados, vísperas por doquier. Colchones ensangrentados, ropa despedazada y los esqueletos ennegrecidos de tractores y otros vehículos primitivos. Los neumáticos de éstos seguían ardiendo horas después de que una brigada de rescate se llevara 48 cadáveres al depósito de Prizren, una ciudad vecina bajo constante ataque aéreo desde el martes pasado, cuando la OTAN decidió pulverizar todo vestigio de presencia militar serbia.
La OTAN ha iniciado una investigación sobre la matanza y hasta que concluya no se definirá oficialmente, declaró en la tarde de ayer su portavoz, Jamie Shea. A última hora, sin embargo, cuando llegaron los primeros indicios y "a la espera de que la investigación concluya", otra fuente oficial aseguró que "no acepta la autoría" del hecho, informa Xavier Vidal-Folch.
Los indicios aportados introducían dudas sobre la responsabilidad aliada en las muertes de civiles. Entre ellos destaca que la zona de Prizren en que se ubica la población de Korisa ha sido intensamente bombardeada por la artillería serbia, incluida Korisa y otros cuatro pueblos vecinos. Así lo apuntó también ayer el portavoz del Departamento de Estado norteamericano, James Rubin, quien también apeló a la "manipulación de la televisión serbia" para abrir otra hipótesis sobre el "incidente". Asimismo, los aviones de reconocimiento Predator, que acudieron en la mañana de ayer al lugar de los hechos, no captaron evidencias de restos de bombas de fragmentación ni tampoco imágenes de tractores destruidos. Otras fuentes aliadas apuntan a que el horario del bombardeo aliado en Korisa no coincidiría con el de la matanza y que los primeros informes de los pilotos habrían desmentido el uso de bombas de fragmentación.
Las imágenes transmitidas por un equipo de Associated Press y los informes de la agencia France Presse eran estremecedores. Quizá por eso, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso emitió un comunicado anoche en el que atribuía a la OTAN el ataque y condenaba "este nuevo crimen de la Alianza", informa Reuters.
Refugiados errantes
Paul Watson, el corresponsal norteamericano del Los Angeles Times y uno de los pocos periodistas occidentales que se las ha arreglado para permanecer en Pristina desde el inicio de la ofensiva aliada el pasado 24 de marzo, dijo telefónicamente anoche a EL PAÍS que, al parecer, los "refugiados errantes" provenían de Zekince Mahala y Kabas, dos localidades a pocos kilómetros de distancia del lugar de la tragedia, donde habían buscado escondite de los bombardeos aliados y de los paramilitares serbios.Watson dijo que, aparte de los 48 cadáveres que contó en el depósito, vio en el camino atacado una cantidad de restos humanos calcinados. "Muchos de ellos eran de niños. Era imposible contarlos".
En Belgrado, el Gobierno de Slobodan Milosevic condenó la matanza como "otro crimen deliberado de la OTAN". La OTAN, dijo Milisav Paic, un asesor del Ministerio de Asuntos Exteriores, quiere impedir el retorno de los refugiados "porque la OTAN quiere ser vista como el único vehículo para su regreso". Paic no dio cifras de muertos, pero los medios oficiales como la agencia Tanjug y la Radio Televisión Serbia (RTS) dijeron que el ataque de ayer arrojó un resultado de "por lo menos cien muertos". El saldo final, advirtieron, podría ser mucho mayor una vez que concluyan las tareas de rescate, interrumpidas ayer por la mañana tras una reanudación de feroces bombardeos en la zona. La aviación aliada ha concentrado sus operaciones en Kosovo meridional desde hace una semana en un empeño que analistas militares describen como una maniobra para machacar a las fuerzas serbias antes de que continúen su tímido "repliegue parcial" iniciado el miércoles. Pero, al mismo tiempo, mantiene creciente presión sobre una serie de objetivos a lo largo y ancho de Serbia en lo que se ha venido a llamar "la semana más contundente" desde el inicio de la campaña aérea. Las ciudades de Nis, Krusevac, Jagodina, Kragujevac, Aleksinac, Uzice y Kraljevo volvieron a caer bajo las bombas por quinta jornada consecutiva, dijeron fuentes oficiales. No se conocían informes de bajas, pero autoridades de esas localidades dijeron que los 327 ataques registrados entre la noche del jueves y el atardecer de ayer dañaron carreteras y puentes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.