La Cámara de Comercio reclama la gestión del aeropuerto de Barcelona

"Los criterios de actuación que promueve la Cámara de Comercio se resumen en tres conceptos: liberalización, descentralización, iniciativa privada". Así reza la declaración de la entidad hecha pública ayer en Barcelona, en la que se hace un llamamiento a las autoridades públicas para que acabe de una vez el "caos" en los aeropuertos y se propone un modelo de gestión para el de Barcelona, con una gestión segregada de AENA y encargada a la propia Cámara de Comercio. En el documento se afirma, con relación al conjunto de los aeropuertos españoles: "La situación caótica que padecemos desde Semana Santa tiene que acabar de manera urgente". Al describir esta situación, se dice: "La actual situación es fruto de actitudes muy cerradas (en algunos casos corporativistas) de colectivos profesionales, operadores de trasporte e incluso de la propia Administración". Asimismo, se alude a "controladores y pilotos que ponen barreras artificiales a la entrada en la actividad profesional" y a "compañías de aviación que retienen franjas horarias de operación en aeropuertos saturados para vuelos que no siempre satisfacen las necesidades de la comunidad aeroportuaria". A esto se añade una Administración que no acaba de decidirse a cambiar el modelo de gestión. Entre las medidas que adoptar de forma urgente, la cámara propone: modificar la normativa que da acceso al título de controlador, evitando las "prácticas restrictivas que comportan los procedimientos actuales"; facilitar un acuerdo con Iberia que permita la contratación de pilotos de ciudadanía europea, y negociar con las compañías una reasignación de slots (autorizaciones de llegada y despegue). Unidad de negocio De inmediato, hay que transformar el aeropuerto de Barcelona en "una unidad de negocio, con un solo director que tenga competencias plenas y ejerza la responsabilidad sobre todas las actividades que se desarrollen en el recinto aeroportuario". Las decisiones últimas sobre los aeropuertos catalanes serían tomadas por un consorcio formado por la Administración central; el Gobierno de la Generalitat; los ayuntamientos de Barcelona, El Prat, Girona y Sabadell, y el Consejo de Cámaras de Cataluña. Este organismo planificaría y coordinaría las inversiones, y trataría de aumentar la capacidad operativa del aeropuerto, al tiempo que negociaría con las compañías una reasignación de las franjas horarias. La idea central es lograr que el aeropuerto de Barcelona maximice las conexiones entre muchas rutas, tenga dos franjas horarias como mínimo y permita viajes de ida y vuelta en el día a distancias medias intraeuropeas. En el documento de la cámara se asegura que discutir sobre el proceso de descentralización de los aeropuertos en Europa es algo ya olvidado porque se trata de un hecho, y se detecta como un "fenómeno creciente" la participación privada, para la que hay tres razones: la insuficiencia de recursos financieros de las administraciones públicas, la necesidad de incorporar técnicas de gestión privada y la exigencia de incrementar la parte de ingresos procedentes de actividades no directamente relacionadas con la aviación.