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" 50 reclusos reciben información de ONG sobre sida en las cárceles vascas

Las organizaciones no gubernamentales (ONG) antisida vascas atienden semanalmente a cerca de 50 reclusos de las cárceles de Nanclares de la Oca, Basauri y Martutene, que voluntariamente acuden a sus grupos de apoyo. Los primeros en recibir estas charlas sobre el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) fueron los internos de la prisión alavesa. Basauri es, en cambio, el primero y por ahora el único centro penitenciario donde existe un programa de intercambio de jeringuillas para evitar contagios.

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Reparto de jeringuillas

En 1993, la Comisión Ciudadana Antisida de Álava comenzó a trabajar en el apoyo psicosocial de los reclusos afectados y a realizar actividades de promoción de la salud y la autoestima. Esta labor tuvo su momento más reconocido en el verano de 1997, con la puesta en marcha en Basauri del intercambio de jeringuillas. Este último año, la novedad la ha traído el grupo guipuzcoano al comenzar a trabajar en Martutene con grupos de autoapoyo para los internos. Las memorias de 1998 de las ONG reflejan un interés progresivo por parte de los presos en participar en las charlas y, al mismo tiempo, la escasa información que sobre esta enfermedad tiene una población reclusa, afectada por el sida en un alto porcentaje. La memoria de la vizcaína T4, que ha trabajado en Basauri, señala: "Al comienzo detectamos un bajo nivel de información sobre los temas relacionados con el VIH. Se realizaron pequeños avances en aspectos muy concretos como los mecanismos del virus, el funcionamiento inmunológico del cuerpo y la eficacia de los tratamientos". En general, como recoge la memoria del grupo alavés, los reclusos "presentan un bajo nivel educativo y problemas de drogodependencias, encontrándose algunos de ellos en tratamiento con metadona dentro del propio centro penitenciario. En cuanto a su situación respecto al VIH, en el grupo de hombres cerca del 65% están infectados, porcentaje que aumenta en las mujeres". Los informadores que acuden a las cárceles vascas pretenden tanto evitar que los no portadores se contagien, como que los infectados caigan en la llamada reinfección. Como dice la resumen de la asociación guipuzcoana: "Lo esencial de estos grupos es que, partiendo tanto de la situación de afectados por el sida, como de la preocupación que existe en la población penitenciaria, se cree un foro de reflexion personal compartido para llegar a un cambio personal y un giro en la forma de vida que conlleve una seria reflexión sobre el consumo de drogas". La información que más demandan es sobre los medios de transmisión, tratamientos médicos y, sobre todo, las nuevas normativas legales que permiten la excarcelación por enfermedad incurable, o las alternativas al cumplimiento de condena.

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