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TRIBUNALES

Detrás del "enfermero de la muerte" podrían estar funerarias cariocas

El escalofriante testimonio de un enfermero que pudo haber facilitado la muerte a 150 pacientes terminales de un hospital de Río ha horrorizado a los brasileños, que temen estar ante un remedo carioca del Doctor Muerte, pero vinculado a una mafia de casas funerarias.Edson Izidoro Guimarães, de 42 años, ha admitido ya cinco de las muertes registradas en el centro médico en que trabajaba, pero es sospechoso de por lo menos otras 145, que incluso la policía cree que pudieron haber sido "encargadas" por funerarias ávidas de clientes. Guimarães es un hombre de apariencia tranquila e inofensiva, que realizó durante los últimos siete años su guardia en el hospital municipal Salgado Filho, uno de los centros médicos más importantes de Río.

El enfermero fue detenido el pasado viernes, tras una investigación que el hospital encargó a la policía, después de haber comprobado un gran aumento de las muertes de pacientes terminales, sobre todo durante las noches. "En la unidad de Guimarães fallecía una media de dos personas por día, pero ese número llegó a elevarse a ocho durante los turnos de éste", señaló la inspectora Marta Cavaliere.

Las autoridades infiltraron policías de paisano en el turno nocturno del hospital en enero pasado y desde entonces ocurrieron los 150 fallecimientos, que pueden haber sido obra del enfermero de la muerte. "Lo hice por caridad. Apliqué inyecciones letales, con 10 mililitros de potasio, a algunos pacientes, y a otros les retiré la mascarilla de oxígeno", confesó el enfermero, quien afirmó que su única intención era "paliar la angustia de los enfermos y de sus familias, que me producían un inmenso dolor".

Pero Guimarães también admitió que recibía entre 80 y 100 reales (7.750 a 10.000 pesetas) por avisar a algunas casas funerarias sobre una muerte natural, y hasta 1.000 reales (106.000 pesetas) por personas fallecidas en accidentes de tráfico u otros imprevistos.

El enfermero también dijo sentir "algún arrepentimiento" por haber ayudado a morir a las cinco personas que admite, pero insistió en que "alguien tenía que hacer algo por ellas". Guimarães reconoció, sin embargo, que su detención ha sido "justa" y ocurrió "en el momento indicado, porque no podía seguir haciendo eso".

"Todavía no sabemos decir si estamos ante un demente, un loco psicópata o frente al peor asesino en serie que se haya conocido en Río", declaró el secretario de Salud Pública del Ayuntamiento, Ronaldo Gazzola.

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