VOLVER A LA CUMBRE

Encaramada en el macizo central de los Picos de Europa, en Asturias, la aldea de Bulnes sigue siendo aún hoy accesible exclusivamente a pie o en helicóptero, a la espera de que en los próximos meses entre en servicio un polémico funicular subterráneo que ascenderá por un túnel ya horadado bajo las montañas. En invierno apenas viven cuatro familias. La dureza del clima, lo abrupto del territorio y las extremas dificultades para comunicarse con el resto del mundo forzó a la mayor parte de los vecinos a buscar mejores posibilidades de vida en los valles del concejo de Cabrales, en otras localidades asturianas y en la emigración, sobre todo a Bélgica. Pero ninguno olvida el caserío donde nació y muchos de ellos solicitan como última voluntad ser enterrados al pie de las crestas nevadas de los Picos. Los lugareños cuentan historias de féretros a hombros de parientes en una fatigosa ascensión de más de una hora por la senda inverosímil que accede hasta Bulnes desde Poncebos, bordeando, a lo largo de poco más de dos kilómetros, un precipicio de paredes verticales: la Canal del Texu. Desde hace unos años se hace por el aire. El pasado miércoles, el cadáver de Benedicta Campillo Mier fue trasladado por un helicóptero del Gobierno del Principado desde Arenas de Cabrales hasta Bulnes para cumplir su último deseo: recibir sepultura en la aldea en la que había nacido hace 64 años, entre las majestuosas moles calizas del techo de Asturias.- ,