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Una técnica genética simple revoluciona la lucha contra las enfermedades infecciosas

Un tipo radicalmente nuevo de vacuna muestra en ratones una eficacia del cien por cien

Javier Sampedro

Una estrategia genética muy simple, al alcance de cualquier laboratorio, ha permitido a un grupo de investigadores de Estados Unidos generar un tipo de vacunas radicalmente nuevo que ha mostrado una eficacia del cien por cien en pruebas experimentales con ratones. Los animales vacunados sobrevivieron a unas dosis de salmonella 10.000 veces superiores a las que hubieran matado a ratones sin vacunar. La técnica, que puede aplicarse a un gran número de agentes patógenos importantes, anuncia una revolución en la lucha contra las infecciones bacterianas.

La virulencia o agresividad infecciosa de muchas bacterias depende de centenares de genes, pero al menos 40 de ellos están bajo el control de un gen maestro llamado Dam. Las bacterias que tienen destruido este gen -que pueden crearse fácilmente en cualquier laboratorio- son por completo incapaces de provocar una infección, pero siguen vivas en el organismo contagiado (un ratón, en este caso) el tiempo suficiente como para inducir una poderosa respuesta inmune. El hallazgo ha sido obra del equipo de Michael Mahan, de la Universidad de California en Santa Bárbara, California (EE UU).Las vacunas tradicionales suelen consistir en bacterias atenuadas, es decir, dañadas o alteradas para reducir su actividad, pero lo suficientemente íntegras como para estimular al sistema inmune a reaccionar contra ellas. El método es bastante inespecífico y su eficacia resulta variable.

Las bacterias con el gen Dam destruido (mutantes) constituyen por sí mismas un nuevo tipo de vacuna. Su capacidad infecciosa es virtualmente nula, incluso a dosis miles de veces superiores a las que resultarían mortales con bacterias intactas. Y, pese a ello, están vivas y vigorosas, e inducen una fuerte respuesta inmune que luego protege al organismo no sólo contra la bacteria mutante, sino también contra la intacta.

El gen Dam existe y funciona igual en un gran número de agentes infecciosos importantes, incluidos los que causan en humanos el cólera, la peste, la disentería, la sífilis y la meningitis, y también las cepas de Escherichia coli conocidas como bacterias asesinas y las varias especies de salmonella que causan fiebres tifoideas en algunos animales e intoxicaciones alimentarias en los humanos, además de otras bacterias oportunistas responsables en parte de la mortalidad por sida.

Mahan presenta hoy en la revista Science los espectaculares resultados que una vacuna de este tipo ha logrado contra la salmonella en ratones de laboratorio. El cien por cien de los animales vacunados con salmonella mutante (con el gen Dam destruido) sobrevivieron a una infección posterior con salmonella normal, suministrada en una cantidad 10.000 veces mayor de la que mata a los ratones no vacunados.

La razón de esta gran eficacia es que la bacteria mutante se muestra perfectamente capaz de colonizar los tejidos más superficiales como las mucosas y el recubrimiento del intestino delgado, pero pierde la habilidad de extenderse desde allí a los órganos donde las infecciones resultan peligrosas, como el hígado, el bazo y los nódulos linfáticos. Pese a ello, al proliferar en las mucosas, la bacteria induce una fuerte respuesta inmune.

El descubrimiento de Mahan sugiere también una estrategia para desarrollar un nuevo tipo de antibióticos. El gen Dam fabrica una proteína llamada DNA adenina metilasa, que es la que regula a varias decenas de genes implicados en la virulencia. Una pequeña molécula que inactive a esa enzima funcionará probablemente como un potente antibiótico.

Las nuevas vacunas no tendrán que esperar a los ensayos clínicos en humanos para ser útiles. Mahan proyecta inoculaciones en animales de granja. Si los pollos, por ejemplo, pudieran inmunizarse contra la salmonella, las intoxicaciones humanas debidas al consumo de su carne se podrían evitar de un modo muy eficaz.

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