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Barcelona reintroduce el halcón para controlar la población de palomas

Un total de 20 polluelos de halcón peregrino anidan desde hoy en cuatro enclaves de Barcelona en una singular experiencia de reintroducción de esta ave rapaz en un entorno urbano, donde se espera que puedan sobrevivir alimentándose de las palomas, cuya población excedentaria contribuirán a regular. Hasta ahora, en España la reintroducción del halcón en la ciudad sólo se ha ensayado en Lleida, aunque existen experiencias positivas en Estados Unidos y en ciudades europeas. El proyecto lo impulsa el Ayuntamiento a través de la concejalía de Ciudad Sostenible, y la previsión es que la experiencia se vea pronto acompañada de otras reintroducciones de aves, como las cigüeñas, de las que el Zoo de Barcelona intentará que 10 parejas aniden en la ciudad a partir del año próximo. El halcón había criado regularmente en Barcelona hasta hace 20 años, cuando se mató a la última pareja que anidaba en Santa Maria del Mar en aplicación de una ley franquista de extinción de rapaces y alimañas. La iniciativa municipal de reintroducir halcones en Barcelona ha levantado polémica, ya que por un lado las rapaces no gozan de popularidad y, por otro, las sociedades defensoras de los animales han mostrado su oposición al plan, que interpretan como un sistema cruento de control de las palomas. "Es imposible que los halcones ataquen a las personas, a quienes rehúyen, y que puedan eliminar el exceso de palomas de la ciudad, donde tenemos más de 180.000", ha asegurado el concejal Josep Puig, que opina que la reintroducción de la rapaz pretende recuperar la riqueza de fauna y no eliminar las palomas, de las que un halcón se puede comer una al día. "En el caso de que uno de los halcones caiga en un patio o lo encuentren herido o cansado, los ciudadanos únicamente han de tener cuidado en cogerlo con precaución por sus zarpas y pico, porque no se trata de un periquito", aclaran los biólogos responsables de la experiencia. De hecho, los que pueden llevar la peor parte en esta experiencia son los propios halcones: las aves son de cría, el índice de mortalidad de los polluelos es del 60% en condiciones naturales y, cuando empiecen a cazar, la proliferación de enfermedades en las palomas, como la toxidiosis, que transmiten a sus predadores, puede tener consecuencias fatales para las rapaces. La azotea del hotel Princesa Sofía, una de las torres de la Sagrada Familia, la cúpula de Palau Nacional y los contrafuertes de la iglesia del Pi acogen otras tantas cajas-nido, cada una con cinco polluelos, emulando los riscos en los que de forma natural sitúan sus nidos estas aves. Los responsables del proyecto consideran que hasta dentro de dos años no podrá saberse si la experiencia ha resultado un éxito puesto que los halcones tardan dos años en reproducirse.

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