El Consejo de Seguridad Nuclear pide un depósito único para los residuos de las centrales
El presidente del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), Juan Manuel Kindelán, defiende que todos los residuos radiactivos de las centrales nucleares se depositen en una única instalación en superficie y considera "un disparate" seguir posponiendo la decisión final sobre esta cuestión.Kindelán mostró su "profunda tristeza" por el fracaso de la ponencia del Senado que estudió el almacenamiento de los residuos radiactivos sin alcanzar un consenso. "No se puede comenzar a cerrar las centrales y mantener allí su combustible gastado para siempre, porque ello supondría un coste económico tan elevado como si estuvieran abiertas", razonó Kindelán. El manejo del combustible es "una tarea muy delicada" que implica un gasto de mantenimiento en torno al 80% del presupuesto de una central en activo, con la diferencia de que al estar clausurada "no se recibe nada a cambio".
El cierre de la central de Zorita en Guadalajara, la más antigua de España, podría suponer 3.000 millones de pesetas anuales, que pagarían todos los españoles con los impuestos, ya que las empresas eléctricas, según Kindelán, se negarán a asumir esa responsabilidad.
Por esta razón, "una única instalación para todo el país es una solución mucho más barata", -podría ser una planta nuclear en desuso o un almacén nuevo-, afirma Kindelán, quien asegura que "no es posible cerrar una central y dejar allí" los residuos sine die. El problema del combustible gastado es, en su opinión, una cuestión de temor a la opinión pública. "No se hace nada por miedo", dice el responsable del CSN, organismo independiente del Estado que sólo rinde cuentas al Parlamento. En cuanto al polémico tema del transporte de residuos en caso de que se optara por su almacenamiento en superficie, el presidente del CSN asegura que no acarrea ningún problema, salvo su complejidad técnica. Kindelán firmó ayer un convenio con el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, para instalar tres detectores de alta sensibilidad radiológica similares a los dos ya existentes en el CIEMAT y Palomares (Almería) que permitirán medir fugas radiactivas de baja intensidad como la ocurrida en la planta de Acerinox el año pasado.
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