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MUJERES

Tres empleos, un solo salario

Gabriela Cañas

Sólo diez países en todo el mundo ofrecen una mejor calidad de vida que España. Profundos análisis como los que aportan las investigaciones de María-Ángeles Durán demuestran que el desmedido esfuerzo casi nunca pagado de la población femenina tiene mucho que ver con nuestro envidiable estado de bienestar. Esta catedrática de Sociología de 56 años de edad, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), centró su tesis doctoral en el empleo femenino y hace ya 12 años publicó un libro titulado La jornada interminable, lo que evidencia su especialización en un asunto vital hoy en día para esa revolución en la que está inmersa la sociedad europea (no sólo la femenina) y que va a tratar de cambiar unas estructuras que han sobrecargado de trabajo a las mujeres.

Siguiendo los dictados de la Cumbre de Pekín, que recomendó cuantificar el trabajo invisible de las mujeres, Durán acaba de publicar dos estudios, uno español y otro europeo, que demuestran, por ejemplo, que a lo largo del ciclo vital, la jornada laboral de una mujer española es el doble de larga que la de un hombre. Son estudios que evidencian el enorme desequilibrio existente en nuestras sociedades actuales a la hora de repartir la carga global de trabajo. Porque no se trata sólo de que la jornada de la española sea el doble, sino que, además, la mayor parte de la misma no se ve recompensada económicamente. Justo lo contrario de lo que les pasa a los hombres.

Los Estados de bienestar de toda Europa se ven beneficiados de una inmensa fuerza de trabajo invisible, que nadie paga directamente y que ejercen en un 80% las mujeres. Sustituir su aportación por mano de obra pagada (servicios sociales y sanitarios, fundamentalmente) quebraría la contabilidad nacional. Cita Durán un estudio que se acaba de realizar en Madrid, pero que es extrapolable a toda España: "El 5% de los responsables de hogar (mujeres en el 95% de los casos) dedica un promedio de cinco horas diarias a cuidar a un familiar enfermo. Eso significa que para sustituir ese tiempo por trabajo remunerado harían falta en toda España unos 600.000 trabajadores". Los países escandinavos han optado por aumentar sus servicios sociales, pero es impensable que el Estado pueda hacerse cargo de todo.

Porque el trabajo no remunerado significa en España el doble del remunerado, según las conclusiones de Durán, basadas en todos los estudios, estadísticas y encuestas disponibles sobre el uso del tiempo de los ciudadanos. Introducir todo el trabajo en la contabilidad nacional es, pues, imposible, dado que por cada peseta que se paga en salario habría que poner en circulación otras dos. "Tenemos un sistema sanitario y un sistema social que prestan muy pocos cuidados, ya que se dejan a los familiares", insiste Durán.

El trabajo relativo a España se titula La base del iceberg y forma parte de un proyecto de I+D realizado por el CSIC y financiado por el Instituto de la Mujer. Su conclusión es el hecho ya mencionado de cómo la jornada laboral total de la mujer duplica a la del hombre y el expreso deseo de las españolas de cambiar esta situación por una relación diferente con la estrucutura productiva y con el mercado de trabajo. "La economía española es como un iceberg", dice el estudio, "porque flota gracias a los dos tercios del esfuerzo colectivo que permanece invisible". En medio, algunos datos para la desesperanza: "En las tareas de mantenimiento del hogar, de cada trece minutos trabajados por los jóvenes, doce los trabajan las chicas y uno los chicos". En medio, también, otros datos esperanzadores: "La década de los noventa se inicia bajo el signo de la ambigüedad, y el viejo esquema divisorio de la población se derrumba...". La tendencia apunta a la simultaneidad de papeles ocupacionales: los estudiantes son al mismo tiempo parados y amas de casa; las amas de casa intentan (y logran) conquistar huecos en el mercado; los empleados contribuyen a la producción doméstica...".

El estudio europeo lo patrocina la Unidad de Igualdad de Oportunidades de la Comisión Europea y, bajo el título de El futuro del trabajo en Europa, coordina los trabajos de diversos investigadores para comparar la situación de los países nórdicos con la Europa del sur. España sale siempre mal parada respecto al nivel de incorporación de mano de obra femenina al empleo remunerado (mucho menor, por ejemplo, que en Portugal) y el consecuente nivel de paro femenino. Pero mantiene en casi todo lo demás unos parámetros estándar. Así, por ejemplo, los países escandinavos, con una red muy desarrollada de servicios públicos, redistribuyen a través de los servicios más del 22% de su producto interior bruto (PIB). Entre los países europeos con un volumen menor de gasto público se encuentran Turquía (13%), Suiza (14%), Holanda y Bélgica (15%). España, junto con otros, ocupa una posición intermedia, redistribuyendo en servicios el 18% del PIB. La gran amenaza para el Estado de bienestar y para el sobrecargado trabajo invisible de la sociedad es el envejecimiento de Europa. De hecho, señala el estudio, "la demanda de cuidados para los niños está siendo sustituida por la demanda de cuidados y apoyo para las personas mayores".

A pesar de las amenazas, la mayor parte de las europeas prefiere tener más dinero a costa de tener menos tiempo de ocio, aunque perciban la pérdida de tiempo como un mal necesario derivado del acceso al empleo remunerado. Hoy, sólo el 9% de las europeas y el 13% de los hombres europeos consideran que el estilo de vida ideal para la mujer es dedicarse principalmente a la casa.

¿Cómo conciliar todo esto? Durán lo tiene claro: compartiendo las tareas domésticas, creando más servicios sociales y cambiando de modelo económico. "Mi preocupación no es feminista, sino intelectual. ¿Cómo podemos conformarnos con una estructura social tan imperfecta?".

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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