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Reportaje:

Viaje al pasado del Retiro

Una investigación saca a la luz la historia del Retiro, desde la edad del bronce hasta la Real Fábrica de Porcelana

La Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro ha constituido desde su desaparición, hace dos siglos, un misterio. Pese a la memoria escrita que se guardaba de esta industria, nunca se había concretado de forma exacta su emplazamiento. O al menos eso es lo que había ocurrido hasta ahora. Durante dos años, en un intenso trabajo coordinado por la Consejería de Educación, arqueólogos de la Dirección General de Patrimonio, profesores de la Escuela Superior de Arquitectura, historiadores y un especialista en geofísica han unido sus conocimientos para situar la afamada fábrica y elaborar una fiel reproducción. Pero la investigación ha deparado una sorpresa mayúscula. Las excavaciones arqueológicas no sólo han sacado del subsuelo del Retiro restos de cerámica o partes de las norias; también han puesto al descubierto restos de la edad del bronce. El yacimiento, de hace 3.500 años, se sitúa además en el lugar donde los operarios de la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro trabajaban el barro que daría lugar a las piezas fabricadas con pasta traída desde Italia (no en vano Carlos III había trasladado, en 1759, desde Capodimonde a Madrid la real industria). No es raro, por ello, que los materiales arqueológicos de la edad del bronce aparecieran entre restos de un depósito de vajillas y porcelanas fragmentadas. Pese al hallazgo, la Dirección General de Patrimonio no tiene intención de seguir excavando, sino que ha decidido (una vez datados y situados) volver a enterrar los restos, en su mayoría fondos de cabaña.

Los trabajos de investigación han permitido, además, una reconstrucción ideal del edificio que antes que real fábrica fue la ermita de San Antonio de los Franceses y luego un cuartel del Ejército francés. "La importancia de estos trabajos ha sido comprobar que gracias a técnicas distintas se puede conocer la historia del Retiro con gran detalle. La última fase de esta iniciativa será la reconstrucción de la noria del XVII, que primero se utilizó para regar los huertos de la zona y luego se incorporó a la real fábrica para el tratamiento del barro", expone Gustavo Villapalos, consejero de Educación y Cultura.

En esta vasta reconstrucción de la real fábrica, los arquitectos se han dedicado al estudio planimétrico de la zona, mientras que los arqueólogos se han centrado en las excavaciones. Asimismo, los historiadores han indagado en grabados de la época, y un especialista, mediante técnicas geofísicas, ha dado, mediante algo así como una ecografía del suelo, el último toque a la reproducción de la real fábrica. A la par se ha conseguido recuperar planos que han arrojado una imagen fiel de la Torre de Hércules, un enorme monumento de 48 metros de altura que se proyectó construir en el XVIII en el lugar que ocupa la estatua del Ángel Caído. Un monumento que, a diferencia de la real fábrica, no pasó de ser un sueño.

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