Celtas de casa
Ya tienen chica que canta y la ponen en primer plano nada más empezar su concierto. Una voz que se escucha en varias piezas del repertorio y le otorga nuevas posibilidades de expresión a esta estupenda banda que nació instrumental, a partir de la escisión de Matto Congrio. Su nombre es todo un síntoma: Berro, que significa grito en gallego, y güetto, dedicado a Sowetto y a todos esos barrios que habita una minoría étnica o religiosa marginada.
Sus componentes forman parte de esa toma de conciencia de los jóvenes gallegos respecto al valor que posee el folclor de su terruño. Y aunque el interés actual por la denominada música celta pueda ir decayendo -ya se sabe que lo que se pone de moda deja de estarlo algún día- no parece fácil un retorno a la caverna, a aquellos tiempos en los que, en palabras de Anxo Pintos, los gaiteros eran considerados la última mierda.
Berrogüetto
Anxo Pintos (zanfona, violín, saxo soprano y gaita), Guadi Galego (voz y gaita), Guillermo Fernández (guitarra acústica), Quim Farinha (violín), Quico Comesaña (buzuki y arpa), Santiago Cribeiro (acordeón y teclados) e Isaac Palacín (batería). Invitados: Paco Dicenta (bajo eléctrico), Javier Paxariño (vientos), Iñaki Plaza y Rubén Isasi (txalaparta). Centro Cultural de la Villa. Madrid, 21 de abril.
Berrogüetto presentaba en Madrid su segundo disco, Viaxe por Urticaria.
Pintos, convertido a través de su verborrea en un émulo vigués del Gran Wyoming, explicó que el título del disco se basa en Viaje por Icaria, libro escrito por el filósofo e historiador Étienne Cabet, en 1840.
Los gallegos han transformado ahora aquellas viejas utopías sociales del francés en una erupción cutánea que provoca actuar. Con ayuda de la txalaparta vasca y de los diversos instrumentos de viento de Javier Paxariño, también interpretaron temas de un proyecto para emitir en televisión sobre energías alternativas, grabado en las islas Cíes.
En cuatro años apenas, y tras la buena acogida que la crítica europea dispensó a su notable primer disco, Berrogüetto se confirma como un grupo capaz de dejar boquiabierta a la parentela celta del resto de Europa. Con energía, presencia, frescura, temperamento y sonido.
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