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GUERRA EN YUGOSLAVIA El frente bélico

EE UU anuncia una acción militar más intensa

Washington admite la posibilidad de discutir sobre una operación terrestre en la cumbre de la OTAN

Los 24 helicópteros Apache de Estados Unidos que, según el Pentágono, empezarán a llegar hoy a suelo de Albania parecen ser el anticipo de una nueva fase del conflicto en Yugoslavia que supone un incremento de la presión militar. El consejero nacional de Seguridad de la Casa Blanca, Samuel Berger, anunció ayer que los aliados están decididos a forzar la salida de las tropas serbias de Kosovo y que, con ese fin, se discutirán nuevas estrategias en la cumbre de la OTAN, que comienza el próximo viernes en Washington. Berger no excluyó que los aliados discutan incluso la posibilidad de una ofensiva terrestre. "Las operaciones de la OTAN continuarán hasta que la crisis finalice de manera justa y duradera", señaló.

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La forma de operar de estos aparatos es un punto de inflexión táctico tan significativo como para que muchos lo consideren la antesala de una operación terrestre. El despliegue militar que conlleva el envío de los Apache ha obligado a los responsables del Pentágono a negar de nuevo la hipótesis de una futura invasión aliada de Kosovo. Ante la posibilidad de que esas "nuevas estrategias" hagan referencia directa a una intervención terrestre en Kosovo, Berger destacó que estaba seguro de que "todos los aspectos que tienen que ver con la crisis de Kosovo serán discutidos", aunque añadió: "Creo que hay un consenso en la OTAN para mantener las cosas en el rumbo actual".

Sin embargo, siete descatados senadores -demócratas y republicanos- presentaron una resolución para que se autorice al presidente, Bill Clinton, a usar "todos los medios necesarios" para resolver la crisis. El texto, aunque no cita explícitamente la intervención terrestre, legitima al presidente para recurrir a ella.

Por su parte, el Secretario de Defensa, William Cohen, evitó pronunciarse sobre el significado táctico que añade al conflicto el despliegue de los Apache. Cohen reconoció que en el pasado otoño "se hizo una evaluación sobre una posible fuerza de invasión a gran escala". "La Alianza no lo aceptó y se decidió que ese no era el camino a seguir. En cambió, la opción de una campaña aérea", aseguró Cohen. Y añadió:  "Contó con un apoyo unánime, y esto es lo que estamos haciendo ahora."

Puerta abierta

Sin embargo, el responsable del Pentágono dejó abierta una puerta: "Esa evaluación se hizo el otoño pasado y se puede actualizar en cualquier momento si las autoridades militares y los líderes de la OTAN así lo deciden", insistió. Los helicópteros AH-64 Apache son un paso intermedio entre el cielo y el suelo de la campaña militar, primero por la escasa altura a la que vuelan y segundo por el despliegue de soldados de infantería que los acompaña. Por eso, el teniente coronel Vance Sales, al mando de uno de los regimientos de los que han partido los helicópteros, explicaba ayer que cada uno de estos aparatos "requiere 14 personas en tierra para poder salir al aire". Sales recordó, en referencia a la campaña militar de los aviones, que la puesta en acción de los Apache "es mucha más complicada que dos pilotos metidos en un avión listos para el despegue".

Técnicamente, los Apache están armados con un cañón de disparo rápido con munición endurecida para perforar el blindaje de los tanques enemigos, su principal objetivo. También llevan una combinación de misiles sofisticados guiados por láser, y los pilotos tienen incorporados en los cascos un mecanismo de visión nocturna. No les afecta el peor enemigo aliado de esta campaña: el mal tiempo. Sólo en situación de densa niebla ven mermada su capacidad de ataque.

En su contra juega su propia esencia.  Por la escasa altura de vuelo los Apache son más vulnerables al fuego de las defensas antiaéreas. Para evitar este peligro, su estructura cuenta con un grueso blindaje que convierte el helicóptero en un aparato pesado, difícil de maniobrar y lento en sus movimientos, hasta el punto de que en los días más calurosos el motor de los Apache no es capaz de levantar tanto peso del suelo y hacerlo volar. A Albania se han desplazado ya 700 soldados de apoyo a los que se sumarán otros 2.300 en los próximos días.

Apoyo a la campaña

El máximo responsable militar de la OTAN, Wesley Clark, había pedido a Estados Unidos el envío de estos helicópteros siempre como "apoyo" a la campaña aérea que sigue su curso. Quiere que los aparatos recién llegados ataquen pequeños acuartelamientos del Ejército y de la policía yugoslava, además de los tanques y los vehículos armados. Clark concede a estos aparatos la capacidad de conseguir la victoria militar que la operación actual aún no ha logrado: parar las matanzas en las pequeñas localidades y frenar el genocidio que se está cometiendo pueblo a pueblo.  Tácticamente, hay un elemento revelador en el despliegue de estos helicópteros: son aparatos que pertenecen al Ejército de tierra y están operados por personal del Ejército de tierra. Los cientos de soldados que acompañan a los Apache son, con todas sus consecuencias, tropas de tierra.

El teniente general William Carter, ahora retirado pero durante años uno de los máximos responsables de la OTAN y también uno de los diseñadores del despliegue aliado en Bosnia, aseguraba que los soldados que acompañan a los helicópteros "son tropas de combate". Según este militar los soldados "no tardarían nada en asumir este papel en cuanto se diera la orden".

Varios parlamentarios también han expresado en los pasillos del Capitolio su certeza de que el envío de los Apache supone, en realidad, un paso más hacía la operación terrestre. Justo cuando el Congreso comenzaba anoche a evaluar la petición de fondos con los que Bill Clinton quiere pagar la factura militar de esta operación, siete senadores materializaban en el Capitolio su postura a favor del empleo de tropas de tierra.

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