Instrucciones
ALEJANDRO V. GARCÍAEl escritor Julio Cortázar publicó hace años un utilísimo manual donde ofrecía las instrucciones precisas para abordar con aprovechamiento tareas como subir una escalera, dar cuerda a un reloj o abrir una cerradura. Gracias a dicho libro muchos lectores descubrimos las connotaciones metafísicas de los rellanos, las emociones de los quintos peldaños, el frío mortal de la barandillas metálicas y la poesía que cabe en los dientes de una llave. Si Cortázar no hubiera escrito tan provechosa guía nadie en el mundo sabría ahora cómo tratar a las escaleras con el debido respeto ni sollozar con los gemidos de los goznes de las puertas. Dado que Cortázar murió, el concejal de Granada para asuntos de tráfico, César Díaz, tuvo la ocurrencia de convocar un concurso internacional para premiar las mejores instrucciones para subir a la Alhambra. El certamen, cuyo jurado lo preside el arquitecto Fernando Chueca Goitia, está dotado con diez millones de pesetas y han concurrido 21 ideas, muchas de ellas sobresalientes y, según deducimos, siempre dedicadas a turistas gandules. Hay quien ha propuesto, por ejemplo, y conste que no exagero, subir al monumento en un globo aerostático; otro defiende el proyecto de construir una calle por debajo del río Darro hasta el Paseo de los Tristes donde el perezoso viajero enlazaría con un ascensor que escalaría la colina boscosa. Otro audaz concursante, inspirado en la musa de los centros comerciales, ha propuesto extender una cinta transportadora de 300 metros aunque, si bien está claro de donde partiría, no aclara la ubicación del apeadero. Claro que hay ideas más pragmáticas, como reforzar la línea de autobuses e incluso que los turistas suban como hasta ahora. Esta última propuesta es sin duda la más original y respetuosa con el entorno y fruto, seguro, de profundas reflexiones. Si el jurado la cree merecedora del premio, su autor ganará diez millones de pesetas y los granadinos y los forasteros podremos reincidir en el placer del paseo a pie o, si nos cansa la caminata, tomar un taxi o el autobús. Sospecho que detrás de la propuesta se esconde un poeta o un hombre cansado y temeroso ante las perspectiva de tener que auparse a la canasta de un globo, como si fuera Jesús González Green, o perderse por itinerarios fantásticos. Gane o no la suma ofrecida por el Ayuntamiento, nuestro autor será quien finalmente triunfe pues el Patronato de la Alhambra, a quien corresponde autorizar cualquier intervención, ha anunciado que no permitirá ninguna.
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