Los profesores alertan sobre las trabas de los alumnos para comunicarse
Santillana organiza nuevos debates en torno a las humanidades
Los estudiantes de educación secundaria y bachillerato suelen tener problemas para expresarse, oralmente y por escrito. También les cuesta escuchar, comprender el mundo en que viven y, sobre todo, leer. A estas conclusiones han llegado los profesores que han participado en las dos primeras sesiones sobre lengua y literatura y lenguas clásicas del ciclo de debates La educación que queremos, organizado por el Grupo Santillana. Para paliar los problemas sugieren dos soluciones: más horas de clase y un acuerdo sobre los contenidos. "Me preocupa sobre todo el carácter ahistórico de las enseñanzas; tengo la impresión de que estamos educando ciudadanos no comprometidos con su historia", señaló el lingüista y académico José Manuel Blecua en la jornada sobre Lengua y literatura que abrió el ciclo. "Los alumnos que tengo delante van a educar a niños del año 2045, que estarán hablando y escribiendo en el año 2100".
Blecua destacó algunas "ausencias" significativas en la enseñanza actual, como América -"para mí, la más dolorosa", dijo-, el léxico y el diccionario. Este catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona aconsejó a los docentes enseñar a los estudiantes que son ellos los protagonistas de los cambios en la lengua: "Tenemos que dar los instrumentos a nuestros alumnos para que puedan hacer sus elecciones con conocimiento y no sólo con buena voluntad".
Reforma bloqueada
Asimismo, Blecua destacó la paradoja de que aparezcan "enormes dificultades en la práctica diaria de la enseñanza" de una materia que goza de excelente salud. Según el lingüista, "nunca hasta hoy ha habido tanto interés por la lengua y por la literatura", y puso de ejemplo que hay más de 900 periódicos en español en Internet, dos enciclopedias de la escritura en marcha y 69 libros de estilo. La segunda de las cuatro mesas redondas del ciclo, dedicada a Lenguas clásicas, estuvo presidida por el académico y profesor emérito de la Universidad Complutense de Madrid Francisco Rodríguez Adrados. Adrados lamentó el bloqueo que vive la reforma de la enseñanza de las humanidades y se respondió a sí mismo a la "irritante pregunta" de "¿para qué sirve estudiar las culturas clásicas?". "Nos unen con el mundo del pasado", dijo, "y, horizontalmente, con todas las culturas que vienen de la misma tradición. De puro claro no se ve", concluyó, aludiendo a las columnas y frontones de los monumentos, o a los prefijos y sufijos del latín y del griego como presencias cotidianas de la cultura clásica.
Adrados señaló como males de la enseñanza la "mentalidad de lo lúdico y la educación fácil"; las limitaciones en número de alumnos, de cursos y de horas -"Nuestro problema es la lucha contra el tiempo"-, y la dificultad para motivar a los alumnos. "Se utiliza todo el tiempo en ir a la base y cuando llega la parte interesante, que es traducir, ya no queda tiempo", dijo. Por ultimó, ironizó sobre el exceso de ilustraciones en los libros de texto -"mucho colorín y poco latín"-, aunque reconoció que han mejorado mucho.
En la sesión de hoy martes se hablará de Geografía e historia, (19.00. Torrelaguna, 60, Madrid).
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