Los refugiados forman un atasco de 18 kilómetros en Morina

La frontera albanesa sigue colapsada. Más de 40.000 personas han cruzado el puesto de Morina en los últimos cuatro días. Hay otros 34.000, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en camino. El atasco en la carretera de Prizren supera ya los 18 kilómetros. "Lo que más nos preocupa en estos momentos", asegura el belga Jacques Franquin, director de comunicaciones del ACNUR en Kukes, "son los que vienen caminando desde hace cuatro días". Tiene motivos de alarma, ya que su organización no está en condiciones logísticas de darles amparo. La mayoría de estos deportados proceden del área de Mitrovica, al norte de Kosovo. Aquellos que arribaban ayer hablan de que esa área ya ha sido limpiada étnicamente. No queda nadie allí. Mitrovica, Drenica, Lipjian y Prizren son las áreas más castigadas, junto con Jakova, desde el martes.

La táctica del Ejército serbio es vaciar Kosovo de personas de origen albanés por zonas. Llegan a un área determinada de antemano por los cerebros de Belgrado, visitan pueblo por pueblo conminando a sus habitantes a marcharse en una hora y se cercionaran después de que todos emprenden la huida hacia la frontera. El trabajo es sistemático y ordenado. Los datos son contradictorios. El ACNUR habla de que cerca de la mitad de la población de lo que era Kosovo ha sido desplazada o deportada. La Alianza Atlántica estima que 400.000 de ese millón vagan desde hace días por las montañas de Kosovo.

Los refugiados que alcanzan Morina coinciden en que son decenas de miles los que huyen de los saqueos e incendios de sus casas. Los hombres en edad militar que han logrado escapar a la captura de las fuerzas serbias se esconden con la esperanza de salvar la vida. Nadie puede poner una cifra exacta a esta gran tragedia humana.