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GUERRA EN YUGOSLAVIA España en el conflicto

El Cesid dice en una nota confidencial que Belgrado sigue firme

Serbia estima que los daños militares sufridos son escasos, según el documento

Miguel González

"No se observa ningún signo de retroceso en las posiciones de la República Federal de Yugoslavia (RFY), cuyos dirigentes se mantienen firmes en base al alto nivel de apoyo social a sus decisiones y a la consideración de que su respuesta ha sido y puede seguir siendo más eficaz de lo que en un principio cabría esperar". Así se inicia la "nota informativa", de carácter confidencial, que el servicio secreto español, Cesid, elevó al Gobierno el pasado martes, cuando estaban a punto de cumplirse tres semanas de bombardeos y la OTAN insistía en el grave daño infringido al aparato militar de Milosevic.

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Aunque el documento no lo indica, de su redacción se desprende que ha sido elaborado con información procedente de fuentes del servicio secreto en el interior de Yugoslavia. En realidad, el Cesid no cuenta mucho más de lo que puede leerse en las crónicas de los corresponsales occidentales destacados en Belgrado. Muy poco comparado con lo que debería aportar del principal centro de inteligencia del Estado en la primera guerra europea en que está implicada España durante este siglo. Frente al optimismo de los responsables políticos y militares de la Alianza Atlántica, la nota del Centro Superior de Información de la Defensa (Cesid), a la que ha tenido acceso EL PAIS, transmite la impresión de que no está próximo el momento de la claudicación de Milosevic.

"Dentro de la RFY se considera que el Ejército Federal ha realizado perfectamente su trabajo y que las pérdidas en términos militares son relativamente pequeñas. Dicha eficacia ha sido posible, según el punto de vista yugoslavo, por el estudio previo que se realizó sobre acciones norteamericanas recientes en otros escenarios [en alusión a los bombardeos sobre Irak] que les ha permitido plantear una táctica basada en la gran movilidad de las fuerzas", agrega el Cesid.

Destrucción económica

Pese al escaso daño que parece haber sufrido el aparato militar, el informe subraya la preocupación de Belgrado por el efecto de los bombardeos sobre la estructura económica del país. "Las destrucciones en infraestructuras son ya enormes y la capacidad industrial ha sido muy dañada", afirma, citando como ejemplos la pérdida de unos 50.000 empleos en la localidad de Novi Sad y más de 30.000 en Kragujevac. Los más preocupados son, paradójicamente, los miembros de la oposición democrática. "Se considera que la homogeneización social que se está produciendo como consecuencia de los bombardeos puede retrasar en torno a 10 años el proceso [de democratización del régimen], especialmente teniendo en cuenta que los partidos democráticos que más se han señalado en la defensa de los valores occidentales y europeos han sufrido un fuerte desprestigio popular en estos últimos días", agrega.

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Tras recordar los conciertos juveniles en Belgrado y las concentraciones populares en puentes y objetivos de la OTAN, así como la hostilidad de la población hacia los extranjeros, señala que está lejana la posibilidad de alcanzar una salida aceptable para las dos partes y que "la situación no ha llegado al nivel [en que] Milosevic acepte tropas extranjeras del tipo que sean" en su territorio, una opinión que atribuye a los "sectores más preparados e informados" de Yugoslavia.

A pesar de que los ataques a los repetidores impidieron inicialmente captar la televisión oficial (RTS) en zonas de Kosovo, Belgrado y la Voivodina, la provincia septentrional donde vive la minoría húngara, esta situación se ha paliado recurriendo a emisoras locales de televisión.

El nivel de manipulación informativa de la RTS se refleja en una anécdota: la manifestación celebrada el 10 de abril en Bilbao por los partidos nacionalistas contra el Gobierno del PP apareció en la televisión yugoslava como una protesta frente a los bombardeos de la OTAN.

"En conclusión", acaba el informe, "el sentimiento de victoria moral reina en todos los ámbitos yugoslavos" y ello "anima a la resistencia, en la esperanza de que sean los países de la OTAN los que consideren que el coste para ellos es excesivo y provoque una salida airosa a la RFY".

La oposición a Milosevic teme, sin embargo, "que las potencias occidentales decidan mantener la presión militar hasta la capitulación final de Belgrado, en cuyo caso considera que nada podrá impedir una derrota cuyas repercusiones durarían muchos años".

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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