La agresividad de los padres estimula la violencia infantil
Secuelas irremediables de gritos e insultos
Los padres que gritan, insultan o golpean a sus hijos o muestran hacia ellos un grado relativo de agresividad estimulan una actitud violenta y desafiante por parte de los niños. Las secuelas, a veces irremediables, pueden quedar grabadas en los niños antes incluso de que lleguen al colegio. Un estudio de la universidad estadounidense de Washington (Seattle) llega a la conclusión de que la pretensión de algunos padres de ejercer el control de los niños mediante gritos y castigos tiene un resultado directo en el nivel de agresividad de los hijos a medida que crecen.
Los resultados, publicados en la revista Child Development, se derivan del trabajo desarrollado durante siete años por un equipo de psicólogos infantiles, dirigido por la doctora Susan Spieker. "El propósito era analizar la evolución de niños nacidos de madres adolescentes", explica a este periódico Spieker. Para ello se escogieron 182 familias de Seattle. Pero el paso del tiempo reconvirtió la investigación en un estudio sobre las consecuencias de la agresividad en el desarrollo infantil."Cuanto más agresivo es el comportamiento de los padres, cuanto más duros son los castigos, peores efectos tienen en el desarrollo del niño", dice Spieker. Gritar a un niño no es tan malo como insultarle, e insultarle no tanto como pegarle. "No es sólo el grado de agresividad de los padres lo que cuenta, sino también la frecuencia con que los niños son víctimas".
La agresividad de los padres hacia los hijos empieza a almacenarse a una edad mucho más temprana de lo que se pueda imaginar. Una de las virtudes del estudio es que la mayoría de las investigaciones sobre agresividad infantil desarrolladas hasta ahora basan su análisis en niños en edad escolar, y olvidan que algunos comportamientos pueden venir heredados de la agresividad que recibieron cuando ni siquiera andaban. De hecho, en algunos niños de sólo uno o dos años se puede observar ya un modelo de comportamiento problemático, que es sólo culpa de la forma en la que sus padres se han comportado. Ésta es una de las conclusiones más importantes porque significa que la prevención y la corrección deben llegar cuando los niños son casi bebés.
Otro dato científicamente demostrado: a medida que crecen "los chicos muestran más agresividad que las chicas", explica Spieker, "aunque en esto hay una combinación de factores. El más importante es la forma diferente en que niños y niñas expresan su agresividad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.