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GUERRA EN YUGOSLAVIA Los bombardeos

El Ejército serbio dice estar en plena operatividad pese a los bombardeos

Aparecen en Belgrado los primeros signos de hastío y oposición entre la población

ENVIADO ESPECIAL, Un comunicado del alto mando militar del Ejército de Yugoslavia asegura que sus funciones operativas apenas han sido dañadas en los primeros 15 días de bombardeos de la OTAN, a pesar de que anoche la televisión serbia hablaba de nuevos ataques en las principales ciudades de Kosovo. No obstante, la pregunta del millón en Belgrado es hasta cuándo se mantendrá la unidad nacional y la identificación de la población con el presidente de Yugoslavia, Slobodan Milosevic. Hasta ahora, los bombardeos fomentan la cohesión social, pero se advierten algunos signos de que el apoyo a Milosevic tiene un límite.

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Al lado de la fortaleza de Kalemegdan, que domina la confluencia del Sava y el Danubio desde lo alto de la ciudad vieja de Belgrado, se podía leer el viernes una pintada que preguntaba: "¿Slobo , ¿dónde está Marko ?". Unos metros más allá, otra pintada similar expresaba de forma clara: "Ésta es la guerra de Slobo. ¡Basta ya de guerra para conservar el poder!".Las dos pintadas en ese lugar céntrico de Belgrado no significan mucho, pero tocan sin duda los dos puntos más débiles del hombre fuerte del régimen de Belgrado: el nepotismo y su afán de poder. Con la pregunta por el paradero de su hijo, la mano anónima que pintó la pared formula lo que muchos critican a Milosevic: favorecer a su familia, que se ha enriquecido y beneficiado durante los años de disfrute del poder. Ahora, cuando bombardean la patria y se lucha en defensa de la tierra sagrada de Kosovo, muchos se preguntan: ¿dónde está el hijo varón de Milosevic? Resulta inexplicable no haber visto hasta ahora las imágenes del hijo de Milosevic, de veintipocos años, vestido con el uniforme del Ejército, cuando movilizan a todos los jóvenes en condiciones de empuñar un arma.

La segunda pintada pone el dedo en la llaga en otro punto flaco de Milosevic: su afán de poder. Según sus críticos, Milosevic sólo puede mantenerse gracias a las sucesivas guerras y crisis, y su aparato de poder se desmoronaría en circunstancias democráticas normales. Por eso afirman muchos analistas en Belgrado que "si no hubiera crisis, Milosevic la provocaría". Y esa idea intenta agitar la pintada al afirmar: "Ésta es la guerra de Slobo para conservar el poder".

El alto mando militar del Ejército de Yugoslavia comunicó ayer que "el uso selectivo del sistema de defensa antiaérea, un mando hábil y una defensa elástica han preservado la fuerza humana". Aseguran los militares que "han quedado protegidos los recursos técnico-económicos y también las reservas. La función operativa de todos los sistemas del Ejército yugoslavo está por completo preservada y preparada para la defensa". Esta afirmación del mando militar sobre los escasos daños sufridos puede ser propagandística, pero no parece fácil calcular el alcance de los daños, sobre todo materiales, sufridos por este Ejército. Los bombardeos de cuarteles y edificios militares apenas causan víctimas, porque se encuentran vacíos desde hace tiempo. Mucho más difícil resulta averiguar el nivel de desmoralización de un Ejército que combate desde hace ya casi tres semanas contra un enemigo al que sólo consigue alcanzar con un golpe de suerte aislado, como el derribo del avión estadounidense F-117 A.

A pesar de las nubes que cubren Yugoslavia, ayer se repitieron los ataques aliados sobre Kosovo, según la televisión gubernamental serbia RTS. En Pristina, la capital de la región, se escucharon unas diez explosiones sobre las 21.20, y la televisión también informó de los daños que habrían causado los misiles de la OTAN en Djakovica, Pec, Prizren y Urosevac.

Las cuentas a Milosevic

El grado de entusiasmo patriótico de la población es una variable más palpable. Hasta ahora, Milosevic se ha beneficiado de lo que podría calificarse de fase ascendente en la curva de utilidad marginal. La cuestión que se plantea es cuándo se producirá el momento de inflexión y la posterior caída. Algunas declaraciones en la calle, dan señales de que el apoyo a Milosevic podría desaparecer. Unos jóvenes decían el miércoles, durante un partido amistoso entre el Partizan de Belgrado y el AEK de Atenas, organizado para protestar contra los ataques: "Ahora estamos todos unidos bajo las bombas, pero cuando pase esto llegará la hora de ajustar cuentas con Milosevic".Una idea similar la expresaba Dalibor, profesor universitario: "Ahora, la división es entre patriotas y traidores. Cuando llueven las bombas sobre las cabezas, no hay otra. La OTAN ha logrado la unidad de todo el país. Lo mejor para consolidar a Milosevic". Las bombas de la OTAN han provocado que los yugoslavos tengan la gasolina racionada a 40 litros mensuales y que casi haya desaparecido el tabaco. En la ciudad serbia de Pirot, en el sureste del país, se anunció ayer el racionamiento de algunos productos, como harina, aceite y azúcar. Esto es sólo el principio.

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