Sólo el 7% de los recursos de derecho civil que llegan al TSJC están escritos en catalán Guillem Vidal anima a fomentar más su uso
El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha tramitado desde su creación, hace 10 años, 354 recursos sobre cuestiones de derecho civil catalán, pero sólo 26 de estos escritos fueron redactados por los abogados en esa lengua. Guillem Vidal, presidente del TSJC, asegura que las cifras demuestran que la escasa presencia del catalán en la justicia "no es sólo achacable a los magistrados" y los abogados afirman que actúan así para evitar demoras.
Que la justicia es el ámbito público en el que el catalán tiene menos presencia es cosa sabida. Sin embargo, lo que más sorprende de las últimas cifras oficiales es que el 92,7% de los recursos de revisión o casación sobre derecho civil catalán que presentan los abogados están redactados en castellano. O lo que es lo mismo: sólo están escritos en catalán el 7,3%. Las cifras del año pasado tampoco resultan muy distintas a las registradas en los 10 años de existencia del TSJC. En 1998 entraron 51 recursos de casación y sólo cinco estaban en catalán. O sea, menos del 10%. Esas cifras están recogidas en la memoria de 1998 redactada por Guillem Vidal y remitida al Consejo General del Poder Judicial. El presidente del TSJC alude en ella a la escasa utilización que hacen los abogados de la lengua catalana en sus recursos y recuerda que precisamente el derecho civil catalán "es una materia especialmente apta para el desarrollo lingüístico". Desde que empezó a funcionar el TSJC se han presentado 267 recursos de casación y "sólo 21 llegaron en la lengua propia de Cataluña", afirma Vidal; es decir, el 7,8%. En cuanto a los recursos de revisión, entraron 87 y sólo cinco en catalán, lo que representa el 5,7%. Ésas son las dos vías por las que pueden llegar recursos de derecho civil catalán al TSJC y en ambos casos se trata de la última instancia judicial. "Está claro que no es sólo la judicatura la que ha de fomentar la normalización lingüística", afirma Guillem Vidal. Corresponde a los abogados, según él, emplear más esa lengua en sus recursos, porque precisamente todos los magistrados de la Sala de lo Civil y de lo Penal tienen dominio escrito y hablado de ella, algo inusual también en la judicatura. Es más, el presidente del TSJC explica que, con independencia de la lengua en la que se presente el recurso, el tribunal siempre dicta la sentencia en catalán por tratarse de derecho civil propio. Si alguna de las partes lo solicita, se le traduce al castellano, lo mismo que si algún magistrado opta por redactarla en esa lengua. El riesgo de la traducción Isabel Galobardes, diputada de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Barcelona, admite que en muchas ocasiones sus colegas utilizan el castellano para no arriesgarse a demorar el proceso. Si la parte contraria alega indefensión por desconocimiento del catalán, todo el sumario deberá traducirse y esa labor puede durar meses en algunos casos. "Y ante la duda, es mejor asegurarse", afirma. Lo curioso es que para la inmensa mayoría de esos abogados recurrentes su lengua materna es el catalán. Galobardes recuerda que esa aparente contradicción se explica, entre otros motivos, por el hecho de que casi todos estudiaron la carrera de Derecho en castellano y prácticamente toda la jurisprudencia que manejan está en esa lengua y no se ha traducido. "Tampoco existe un marco legal demasiado favorable al fomento del catalán", afirma. Como ejemplo ilustrativo explica que hace unas semanas recibió el primer Código Penal traducido al catalán, que ha sido editado con apoyo de la Generalitat. Ese texto entró en vigor en mayo de 1996.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.