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GUERRA EN YUGOSLAVIA Los refugiados

Macedonia se compromete ante Matutes a crear mejores condiciones para los próximos deportados

Enric González

ENVIADO ESPECIALEl Gobierno macedonio se comprometió ayer a establecer nuevos campos de refugiados cuando fuera necesario y a evitar en el futuro desastres humanitarios como el que se produjo en el paso fronterizo de Blace. Ése fue el principal resultado de la visita a Macedonia de Abel Matutes, ministro español de Asuntos Exteriores, quien expresó al Gobierno de Skopje la solidaridad de la UE ante la difícil situación en que se encontraba el país balcánico, pero hizo notar el disgusto de España y de los Quince por la forma en que se había tratado a los refugiados.

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La vicepresidenta del Gobierno macedonio, Radmila Kiprijanova, declaró por su parte: "Lo de Blace podría haber ocurrido en cualquier país europeo. Se nos criticó por la formación del campo, se nos criticó por el desalojo y se nos habría criticado si no lo hubiéramos desalojado"."Macedonia ha recibido muchísimos miles de refugiados", declaró Matutes al llegar al aeropuerto de Petrovec, "y sufre graves dificultades. Pero ha habido alguna actuación que no nos ha gustado", añadió, refiriéndose a las condiciones inhumanas del campo de Blace, a la brutalidad de su evacuación el martes por la noche y a la expulsión forzosa de albanokosovares hacia terceros países. "Ayer mismo, en la reunión de la UE en Luxemburgo, tuvimos ocasión de comentar ese desagrado. Esperamos que no se repitan actuaciones como la del martes por la noche, y uno de los objetivos de mi visita aquí es ése, que estas cosas no vuelvan a suceder", explicó el ministro español.

Tanto la OTAN como el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) temen que en los próximos días, si Serbia reabre sus fronteras, una nueva oleada de albanokosovares caiga sobre Albania y Macedonia.

"Somos conscientes", siguió, "de que los cientos de miles de refugiados han provocado tensiones entre los grupos étnicos (la mayoría macedonia y la minoría albanesa) y han creado graves dificultades políticas al Gobierno. Queremos ayudar a que se resuelvan esas dificultades y, en segundo lugar, pedir al Gobierno macedonio que sea solidario ante las necesidades de esa gente".

Abel Matutes se entrevistó con las principales autoridades macedonias: el presidente, Kiro Gligorov; la vicepresidenta Radmila Kiprijanova y el vicepresidente de Asuntos Sociales, Bedredin Ibraimi (de origen albanés); el primer ministro, Ljubco Georgievski; y el viceministro de Asuntos Exteriores, Boris Trajkovki.

Su carta de visita fueron los 8.000 millones de pesetas que ha prometido el Gobierno español, en concepto de ayuda humanitaria, y los 250 millones de euros que aprobó anteayer el jueves la UE para paliar la crisis económica y social de países como Macedonia y Albania. Matutes no quiso concretar la cifra de refugiados que España estaría dispuesta a acoger, pero sí especificó que deberían ser casos excepcionales, "como enfermos o niños", siempre voluntarios y sin que se rompieran grupos familiares. El Gobierno macedonio, por su parte, pidió al ministro que España apoyara un pronto ingreso del país en la OTAN y la UE.

La vicepresidenta Kiprijanova utilizó la visita de Matutes para descalificar las informaciones sobre la actuación del Gobierno macedonio en los últimos días. "La prensa internacional es totalmente parcial", dijo, "y las críticas que nos hace no se corresponden con las felicitaciones que recibimos de todos los gobiernos. El ministro español Abel Matutes acaba de decirme que hemos hecho muchísimo y que ningún país europeo podría haber afrontado en solitario tal oleada de refugiados. Estos días se han difundido muchas falsedades, y quiero recordar que la única información verdadera es la que proporciona el Gobierno macedonio en su comparecencia diaria ante la prensa".

Además de mantener contactos políticos, el ministro español quiso echar un breve vistazo a la situación humanitaria. Desde el aeropuerto se dirigió a Blace, donde varias excavadoras limpiaban el barranco en el que se produjo la tragedia. En cierto sentido, la imagen podía ser casi tan patética como la de una semana atrás. Luego visitó el campo de Stenkovec, donde unos 40.000 refugiados son acogidos por la OTAN. "La situación, por lo que veo, ha mejorado mucho", dijo Matutes, al comprobar el relativo orden y las condiciones de la ciudad de tiendas improvisada en dos días sobre una llanura polvorienta. En Stenkovec conversó con algunos refugiados, los cuales le hicieron llegar el mensaje que repiten insistentemente: quieren quedarse cerca de Kosovo, quieren volver pronto y quieren que la OTAN bombardee Serbia todo lo posible.

El puente aéreo hacia terceros países, por otra parte, siguió funcionando. El jueves partieron 1.390 personas en nueve vuelos: seis hacia Alemania, uno hacia Noruega, uno hacia Suiza y uno hacia Turquía.

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