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La fachada

EUGENIO SUÁREZ PALOMARESEl 31 de diciembre se desplomó el muro del Bazar España y aplastó a cinco personas. La oposición municipal, PSOE e IU, pretendieron crear una comisión de investigación que aclarara las causas de la caída. Nada, Soledad Becerril se opuso a su creación, a lo más que llegó fue a asistir a los funerales y Rojas-Marcos guardó un silencio que sólo rompió para criticar a su alcaldesa por aquello del protocolo en los funerales. Investigación y responsabilidad quedaron tapadas con los votos del PP y PA y con el pretexto de que un huracán azotó, como si del Caribe se tratara, la ciudad de Sevilla. Tres meses después, en plena primavera, sin un huracán que echarse a la boca estos políticos, vuelve otro derrumbe, en la calle Bustos Tavera. Resultado, la muerte de una estudiante. De nuevo Soledad y su adalid al funeral y, por fin, este político, teniente alcalde metido a urbanista, habla. Sus declaraciones no tienen desperdicio. De entrada, cuenta que se trata de una obra privada, después que es un accidente, y termina con que hay que replantearse la conveniencia de modificar la normativa de conservación de la ciudad. La fachada de un edificio trae la muerte a Sevilla y lo único que asoma es la verborrea de algunos políticos que, después de negarse a que se investiguen las causas de tanta caída, salen del paso alegando la conveniencia de modificar una normativa, que lo que pide es ser cumplida por quienes tienen la obligación de hacerlo. De ahí que fuera tan necesaria la creación de una comisión de investigación, donde se estudiaran las causas de los desplomes, se exigieran las responsabilidades políticas, o determinara el cambio de la normativa vigente. En cualquier caso, resulta sorprendente que Rojas-Marcos, que ocupa parte de su tiempo en descalificar a la oposición por su falta de conocimientos en urbanismo y justifica el Plan Tablada, no sea capaz de explicar por qué no se puede garantizar la estabilidad de los edificios históricos, ni adoptar durante su rehabilitación medidas que protejan de caídas y derrumbes a los ciudadanos que pasan despreocupadamente por sus inmediaciones. Lo que sí puede haber demostrado en su larga vida política es cómo salvar su fachada, la de los edificios es otra cosa.

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