La masiva llegada de desplazados lleva el caos al puerto albanés de Durres
El puerto albanés de Durres se encuentra al borde del caos, según reconocieron ayer las autoridades albanesas, debido a la avalancha de refugiados albanokosovares que, por cualquier medio, llegan hasta la ciudad, principal punto de comunicación con Occidente. Mientras, la tragedia que sufren los kosovares ha enardecido los ánimos en Albania, y ya comienzan a oírse voces entre los políticos que aceptan la posibilidad de una guerra abierta con Yugoslavia. Así lo dijo ayer el líder de la oposición y expresidente, Sali Berisha.
En los últimos días 20.000 personas han llegado hasta Durres en atestados autobuses o a pie arrastrando sus pertenencias. El alcalde de la ciudad, Argile Gorrea, ha lanzado una llamada de auxilio ante la imposibilidad de atender a la multitud. "La situación es verdaderamente difícil", reconoció. "Somos un país muy pobre que debe hacer frente a un flujo de 300.000 refugiados, cuando Italia recibió en 1991 a 20.000 refugiados albaneses y anunció que estaba al límite de su capacidad".Voluntarios italianos han levantado tres campos de refugiados en Durres y trabajan sin descanso para dar ayuda, material y moral, a los exiliados. Sin embargo estos campos estarán llenos dentro de pocas horas. El más grande de los campamentos alberga ya 3.000 personas, de las que el 70% son mineros. "De aquí al sábado el campo deberá acoger a 6.000 personas, y ¿qué pasará entonces? Quién sabe", señala Umberto Segneri, reponsable de 170 voluntarios en la zona.
Muchos de los kosovares han encontrado refugio en las viviendas de Durres. La mayoría de éstas están compuestas sólo de una habitación y una cocina, pero sus habitantes no han dudado en estrecharse, aún más, para dejar un sitio a sus vecinos. "Sin embargo esta movilización ciudadana no será suficiente", señala el alcalde.
La solidaridad de los albaneses se mezcla con el sentimiento de rabia por lo sucedido a sus "hermanos" y se suceden los llamamientos a una respuesta a Yugoslavia. "No hay más remedio que una acción terrestre contra Yugoslavia, pero Albania no puede exigir que franceses, ingleses y americanos arriesguen sus vidas sin arriesgarla ella también", declaró ayer el líder de la oposición y expresidente, Sali Berisha. "Esto es una guerra, y cuando la guerra es inevitable, hay que hacerla", añadió.
La situación en la frontera con Yugoslavia ayer era de calma total. Sólo una persona consiguió atravesar el paso de Kukes. Las ONG presentes en Albania aseguran que al otro lado de la frontera hay filas kilométricas de coches abandonados y quemados. Además han exigido al presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, que si es cierto que miles de personas han regresado a sus hogares en Kosovo, abra un pasillo humanitario para comprobarlo.
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